The Menu 3 - Courtesy of Searchlight Pictures

The Menu: ¿Quién tiene la última palabra?

Tal como en la historia que abre la película Relatos salvajes (2014, Argentina), donde todos los pasajeros de un avión descubren al poco andar que han sido sentenciados a muerte por un conocido en común, los comensales del restaurante Hawthorne en la película The Menu (2022, Estados Unidos) van tomando conciencia, con cada minuto que pasa, de que no solo están ahí para disfrutar de una lujosa y extravagante cena, sino que también para pagar por sus “pecados”, los que van desde el adulterio hasta la crítica gastronómica destructiva. 

En este contexto, el dios que decide el destino de los visitantes es el chef Julian Slowik (Ralph Fiennes), quien domina a sus sumisos cocineros, y también a sus clientes, a punta de aplausos. La performance todopoderosa de Slowik, eso sí, es puesta en riesgo por la presencia de Margot Mills (Anya Taylor-Joy), la escort que llega de sorpresa al restaurante y cuyos pecados desconoce el chef. 

La película, dirigida por Mark Mylod (Succession, Game of Thrones), proyecta en el personaje de Fiennes, de convincente actuación, una irónica visión tanto de la figura del chef –y del artista– celebrado por cada cosa que hace, como de quienes están (¿estamos?) dispuestos a pagar lo que sea por probar su obra. En un momento en que la comida y quienes la preparan ganan espacio en la televisión –a través de reality shows, programas de competencia e incluso ficción (The Bear)–, Hollywood decide tomar otra dirección, juntando en el mismo plato dosis de Saw –la estirada franquicia de terror–, Squid Game (2021, Corea del Sur) y The White Lotus, a la que se asemeja por su énfasis en la hipocresía generalizada. En este tragicómico contexto destaca la actuación de Taylor-Joy, cuyo carisma encaja a la perfección con el papel de mujer rebelde. El resto de los comensales, en tanto, de una manera u otra acepta su sentencia, rindiéndose al sistema sin chistar demasiado. La pregunta para la audiencia queda planteada: ¿estamos del lado de la rebelde y perspicaz Margot, o nos rendimos al juicio del “dios” de turno?

Foto: Cortesía de Searchlight Pictures

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