Briceño para web@300

Cristóbal Briceño: “Mentiría si dijera que no disfruto la provocación”

El crecimiento que genera el sentir dolor, el sufrir. El dolor que provoca el crecer, el dejar etapas atrás para ir por otras nuevas. Estas sensaciones son, quizás, el núcleo del último disco como solista de Cristóbal Briceño (37), Doler crece, que en sus canciones, que se pasean desde el rock y el funk hasta la música romántica, contagian energía y seguridad, pero también transmiten emotividad y nostalgia, planteando algo así como una montaña rusa que empieza alta y rápida con “La mañana”, tiene momentos de contemplación con “Tibio” y el cover “Cuánto gané cuánto perdí”, y termina con las poderosas vueltas de “Vente”. El vocalista y compositor de Ases Falsos, quien tiene más de treinta discos bajo el brazo y proyecta tres lanzamientos en solitario para este año, aceptó conversar con entrance sobre su más reciente álbum, la inspiración de sus letras y temas como la fe, el consumo y las dificultades de ser una figura pública en la siguiente entrevista. 

Una de tus virtudes como artistas es que eres tremendamente prolífico. ¿Cuál es la fuente de esa energía, de ese “centro tan caliente” (como dice la canción «No tendré poder, pero tengo energía”) en tu caso?

“Es un misterio. Supongo que debe ser algo heredado, mi padre también es así, motivado. Y su madre, mi abuela Aurora Miranda, también era así. Somos gente muy fogosa, hiperactiva”.

O sea que no es que tengas una meta específica de estar haciendo más cosas, de iniciar nuevos proyectos. ¿Fluye?

“No tengo ninguna meta a largo plazo”.

¿Crees que la música tiene un poder político? ¿Entiendes tu música de esa forma?

“¿Sabes? A estas alturas no tengo idea qué significa lo político, y sinceramente no me interesa. Son de esas palabras tan manoseadas que ya perdieron todo sentido, como democracia. Si nos ajustamos a su etimología griega, o sea, si me preguntas si tiene poder ‘ciudadano’, no, no entiendo mi música y ninguna música de esa forma. Por el contrario, para mí la música tiene un valor altamente personal. Que después puedas compartirlo con el resto, seguro. Pero el impacto es íntimo. La música como fenómeno social me importa muy poco”.

En una de tus entrevistas mencionaste que has perdido el pudor con el tiempo, ¿es el pudor a cantar en diferentes géneros musicales o a mostrarte más vulnerable en las letras?

“No recuerdo el contexto en el cual lo dije, pero el escarnio público me ha servido mucho para ser más temerario y finalmente más libre. Te mentiría si te dijera que no disfruto la provocación y trastocar el sentido común, pero en realidad pasa que soy muy goloso, me gusta hincarle el diente a la variedad de manjares que nos ofrece la cultura popular. En cuanto a las letras, tengo una lamentable tendencia autobiográfica que me es muy difícil erradicar”.

También has dicho que es un placer trabajar con Diego Peralta, productor de Doler crece. ¿Qué hace que el trabajo con él funcione tan bien? Y ¿es el placer algo que buscas al crear tu música?

“Diego tiene una personalidad muy acuática diría. Se parece en eso a mi polola, es como el agua en el sentido que se adapta al envase de turno. Muy generoso y emocionalmente inteligente. No es un tipo rígido con el que haya que andarse con cuidado para no molestarlo. Esas son personalidades con las que tengo muchos problemas, con las que hay que andar midiendo cada palabra y con quienes no te puedes relajar, qué dolor de culo. Por eso agradezco la existencia de gente como Diego o mi polola, que me permiten distenderme y ofrecer sin miedo lo que tengo para ofrecer. Es un chico muy dulce, de opiniones refrescantes y un trabajador encomiable. Un soldado de la música. Y sí, el placer es para mí parte fundamental de la aventura musical. El mundo nos provee de tanto tedio y frustración, que la música tiene que suplir esas carencias”.

Doler crece mezcla distintos ritmos: pop, funk, música popular y romántica. ¿Cómo lo definirías musicalmente? ¿Qué sensación esperas que deje en el oyente?

“No lo definiría, creo que la grabación habla por sí misma. En cuanto a su efecto, ojalá el oyente encuentre goce en varios niveles. Disfruto construir en capas y, cómo decirlo, tridimensionalmente, para que uno pueda ir entrando en la canción y encontrándole distintos espacios, tensiones, caras y detalles interesantes. Pero también busco un primer golpe de efecto bien asestado, que genere amor a primera oída. Simple por fuera y complejo por dentro”.

El tema “La mañana” es muy movido y sugerente, planteando de una forma entre directa y sutil la división entre la noche y el día, lo placentero y lo rutinario. ¿Por qué comenzar la experiencia de escuchar “Doler crece” con esta canción?

“Me importa mucho el primer tema. Debe ser porque yo escucho los discos en CD, entonces el primer tema es el que más vas a escuchar, el que siempre va a sonar cuando lo pongas. Hay que ir a ganador, tiene que ser una invitación a entrar al mundo del disco. No puede ser un tema que te quieras saltar, ¿entiendes? Y luego, a partir de ese primer tema, vas hilando el relato del disco, que tiene que funcionar como un continuo, tiene que fluir. «La mañana» cumplía para mí con esos requisitos, suena a apertura. El sonido que consiguió Diego en ese tema me hace sentir particularmente orgulloso, es brutal. Y le puse todo de mí a ese canto, en el límite de mi registro”.

“Tibio” tiene algo muy atractivo, de definirse, de no quedarse en una zona intermedia. ¿Cuál fue la intención de esta canción?

“Ese tema es hermano de otra canción que hice para un hipotético tercer disco de Las Chaquetas Amarillas, que empieza así ‘Ella odia lo tibio / le gusta caliente o le gusta frío’. Espero grabarlo algún día también. Esta otra versión, la que quedó en el Doler Crece, la tenía medio descartada, pero al final de las sesiones de grabación se la mostré a Diego y le encantó, así que la empezamos a trabajar. Como todo el resto del disco, no le hice la letra completa sino hasta el final, medio a la rápida y bajo presión. Aun así, creo que quedó bien acabada, tiene ideas bien resueltas que me identifican harto. Porque es cierto que no soy amigo de las cosas a medias: o se hacen con ganas o mejor no hacerlas”.

En “Kadesh” sabemos que hay alguien que duda sobre las virtudes del oasis bíblico de Kadesh y que quiere volver a lo que conoce, mientras el propio oasis se promueve como un lugar de “descanso y refrigerio”. La fe está involucrada en esta historia. ¿Cómo se aplica el relato de la canción al mundo de hoy? ¿Qué rol le das a la fe en este momento?

“Tengo para la fe la misma postura de incomprensión que para la política. Es un concepto tan publicitado que me dice muy poco. En cuanto a la canción, a mí me interesan los llamados ‘problemas eternamente iguales’, y en un librito de Thomas Mann titulado originalmente La Ley y torpemente traducido como Los diez mandamientos de Moisés, encontré mucha de esa valiosa atemporalidad. Me pegó fuerte y la canción sale de esa lectura, y de su relación con mi vida por supuesto, un libro solo tiene valor en cuanto juega un papel activo en tu pasado, presente o futuro. Lo de «descanso y refrigerio» lo saqué textual de la Biblia, no recuerdo ahora de qué libro.

¿Qué valor le doy a la fe? Justo hoy estaba pensando en la explosión de la delincuencia y su relación al descrédito y debilidad progresiva de las parroquias. Creo que la fe jugó durante mucho tiempo un rol de contención social hoy inexistente. Y que recién ahora, que se ha perdido, podemos ponderar. Las poblaciones, en especial las rurales, estaban regidas por un miedo al juicio divino que los intelectuales solían despreciar. Existía la aspiración interna de estar bien ‘con el de arriba’, y el cura era una verdadera autoridad moral, su palabra pesaba tanto en las decisiones familiares como en las comunitarias. Y aunque es probable que yo mismo hubiese despotricado contra el clero y su influencia, hoy reconozco su importancia”.

“Saco roto” presenta una confesión de insaciabilidad y se plantea la intención de que este estado de “hambre por más” se termine. ¿Crees que hay una insaciabilidad generalizada? ¿Se la atribuyes al modelo del consumo, o a un rasgo más propio de lo humano?

“No me gusta culpar a los modelos, siento que es una manera ingenua de desligarnos la responsabilidad de nuestro mal vivir. Los modelos no fueron implantados por extraterrestres, sino por nosotros los seres humanos y son el reflejo de nuestros vicios y virtudes. Creo necesaria la renuncia voluntaria a la riqueza y a la sobreabundancia material. Es tan necesaria como utópica. Y ya que no quisimos hacerlo a la buena, la naturaleza nos obligará a renunciar a la mala”.

En “Kupa Umawun” cuentas un poco la historia de lucha de Nicolasa Quintremán por la defensa de las tierras mapuche y haces referencia a las circunstancias de su muerte. ¿Qué significa el título de la canción, y qué te llevó a crear una canción inspirada en esta figura?

“Küpa Umawün significa ‘tengo sueño’. Le quité las cremillas para hacer el título más accesible. Empecé a escribir la letra con el deseo bienintencionado de enaltecer la figura de las hermanas Quintremán, especialmente de Nicolasa, que murió en misteriosas circunstancias. Pero cuando me puse a investigar me encontré con detalles que humanizaron mi preconcepción idealizada del caso. No significa que me haya decepcionado, por el contrario, siento más y mejor su tormento al quitarles ese velo jipi e inmaculado de castas luchadoras sociales.

Para empezar, creo que el discurso de la defensa de la tierra es armado por el entorno interesado en el pueblo mapuche. El discurso de ellas en un comienzo fue ‘¿A dónde llegamos si nos sacan de aquí? ¿A dónde vamos a ir nosotros? ¿A interrumpir a otra parte?’. El discurso ecológico es innecesario porque al parecer el mapuche lo tiene incorporado a su manera de vivir. Para ellos es obvio: la tierra es la madre. No como figura retórica, sino como hecho. Me gusta mucho eso de ‘¿dónde vamos a ir, a interrumpir a otra parte?’, porque me hace pensar en la migración en general. Y no quiero intentar sacar conclusiones al respecto, para no desviarme y porque la reflexión es dolorosa.

Luego, cuando se vieron contra la espada y la pared, entendiendo que si no cedían les iban a hacer la vida imposible, su discurso fue transformándose. Algo así como ‘nos vamos, pero no a precio huevo’, como el resto de los pehuenches. Reconocían que Endesa era demasiado poderosa y cito, ‘porfiada como los chanchos’, pero también sabían lo absurdamente millonario que era el proyecto Ralco.

Entiendo. ¿Y cómo fue que le hicieron frente a esa porfía?

Exigieron una compensación acorde. Según leí, Nicolasa Quintremán terminó aceptando un predio de 77 hectáreas en Villucura, veinte veces más grande que su terreno en Alto Biobío, y 200 millones de pesos. Ese dinero se gastó, y aquí cito, en ‘cinco caballos, quince vacas, dos camionetas, un taxi, un microbús de recorrido urbano en Concepción y una nueva casa’, según lo relatado por Víctor Torres, su hijo. Y acá viene lo increíble, ‘una de las camionetas, una Chevrolet Trailblazer de 29 millones, fue volcada por el mismo Víctor Torres a once días de adquirirla, el año 2004, y se convirtió en chatarra. El microbús lo vendieron y el taxi fue rematado, luego de que el conductor al que se lo entregaron lo chocó’. Plata mal habida, decimos los supersticiosos. A mí me pasó lo mismo una vez que compré una guitarra con el sueldo de una pega que hice sin convicción. Me la robaron el mismo día. En fin, todo esto yo lo leí en mis investigaciones, para mí es igual de real que un cuento de los hermanos Grimm o la vida de Jesús. Y con esto quiero decir que no me importa si es ‘real’ o no, porque me afecta de verdad, el efecto es real. Mi amor por ella es real. Y bueno, ya van a ser diez años que encontraron a Nicolasa flotando boca abajo en el mismo lago Ralco. Nunca se sabrá cómo murió. Que la mataron, que se suicidó… Yo en la canción digo ‘hasta el suicidio puede ser una forma de matar’, porque claro, puede ser inducido. Pero lo que en el fondo creo es que se cayó, porque para entonces Nicolasa se había quedado ciega por un glaucoma. Ciega, ¿entiendes? Un verdadero final para una verdadera tragedia”.

“Así te soy” se percibe como un testimonio de tu inquietud, de tu espíritu crítico, de la dificultad de encasillarte, de tus contradicciones y de las dificultades que has enfrentado como figura pública. El tono bailable en el coro parece celebrar el mantenerte firme con tu personalidad y tu manera de ver el mundo. ¿Te sientes como un sobreviviente en el mundo de las críticas y funas? ¿Es muy difícil convivir con la fama y las expectativas de los demás?

“Lo haces sonar como un manifiesto, pero ‘Así te soy’ no es más que un juego. Un juego verdadero, espero, siempre digo que a mí me gusta hueviar en serio. La idea del manifiesto me parece ridícula, demasiado literaria y solemne. Pero esta canción es una colección de imágenes, yuxtapuestas con sentido estético. Tengo muchas canciones así, semejantes a exposiciones de fotos o de cuadros. Sobre si me siento un sobreviviente, bueno, en alguna ráfaga de autocompasión puede ser que haya algo de eso. Pero creo que es mi deber combatir la tentación de martirizarme, por más que me permita jugar con Sebastián de Milán en los versos finales de la canción. Es que es muy linda esa historia, y realmente encuentro cobijo en su testarudo dolor. En cuanto a la fama, no me siento para nada famoso. Y no creo que nadie tenga expectativas puestas en mí, salvo quizás mi hija pero esas las tengo bien cubiertas”.

Entonces no te sientes famoso, pero sí una figura importante para la música chilena actual, ¿no? Digo, los conciertos de los Ases Falsos llevan harta gente y tus proyectos reciben atención de la prensa. Se te reconoce como alguien importante. 

“Importante es que no se acabe el agua dulce”. 

Por último, ¿qué nos puedes adelantar del disco que se lanzará en julio, y que es una continuación de Doler Crece?

“Se llama ‘Aurora’ y conserva la misma ética de trabajo de ‘Doler Crece’. Esto quiere decir que, aunque las grabaciones están muy avanzadas y el disco ya tiene forma definida, faltan la mayoría de las letras. Esas se han ido fraguando dentro mío y pronto abriré la llave. También significa que Diego Peralta se hará cargo de la ejecución de todos los instrumentos, lo que para mí es un placer y un honor inmenso. Nuestra relación se ha fortalecido y conocemos bien nuestras cualidades. No nos conformaremos con nada menos que una bomba”.

*¡Ahora también puedes escucharnos! Encuentra nuestro podcast, «Diálogos sobre cine», aquí.

Foto de portada: Mario Rivera Toscano

Foto al interior del artículo: Valentina Segovia

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