El problema de los tres cuerpos

«El problema de los 3 cuerpos» tiene un problema

Desde el comienzo, El problema de los 3 cuerpos nos invita a una experiencia que resulta novedosa. Comenzamos en Beijing, cuando la Revolución Cultural iniciada por Mao Tse-Tung cobra la vida de un profesor de física en 1966. Luego, pasamos a Londres en los tiempos actuales, donde los científicos están siendo víctimas de algún tipo de persecución, sino locura colectiva, que los está matando. Y, a poco andar, aparece un tercer escenario, esta vez por medio de un videojuego de tecnología ultraavanzada, que consiste en mundos cuyas civilizaciones no logran sobrevivir a las diversas hecatombes que los afectan. Esta combinación de historia, presente y un futuro de tono Black Mirror funciona muy bien como anzuelo. ¿El problema? Llega cuando ya estamos enganchados, cuando pasamos de este potente despegue a un viaje de ritmo más bien pausado, que, aunque tiene buenos sacudones en el camino, son apenas los suficientes para no hacernos abandonar la nave.

La serie, que es una adaptación del libro homónimo de Liu Cixin a cargo de los creadores de Game of Thrones, David Benioff y D.B. Weiss, además del escritor de True Blood, Alexander Woo, sigue una intrincada trama que se basa en el temor que hay entre los humanos a la futura llegada de una civilización extraterrestre a la Tierra. Un temor que es fundado, ya que una científica china, Ye Wenjie –la hija del profesor asesinado en el primer capítulo– logra ponerse en contacto con esta raza desconocida en 1967, abriendo un canal que no se cerraría más. Así, en el presente vemos cómo los científicos más relevantes están muriendo en circunstancias extrañas, asesinados o víctimas de suicidio, caso que es seguido de cerca por Da Shi (Benedict Wong), un detective poco tradicional que es uno de los protagonistas de la historia. Los otros personajes principales son quienes conforman el grupo de amigos científicos que probará el videojuego, que combatirá la amenaza de muerte que los aqueja, y que liderará los nuevos intentos de contacto con los extraterrestres. Hablamos de Auggie Salazar (la mexicana Eiza González), Saul Durand (Jovan Adepo), Jess Hong (Jin Cheng), Will Downing (Alex Sharp) y Jack Rooney (John Bradley-West).

Algo está faltando

Desde que el show se estrenó en Netflix, hace tres semanas, Benioff y Weiss han sido muy claros en que no piensan dejar de contar la historia. “Hay tres libros. La primera temporada, básicamente, sigue el arco del primer libro, y la segunda probablemente va a cubrir el segundo libro. El tercer libro es enorme (…), así que tal vez eso será una temporada o quizás dos. Pienso que necesitamos al menos tres temporadas, o hasta cuatro, para contar la historia completa. Tiene un final hermoso. Los tres creadores pensamos que la última página de la obra de Liu Cixin es tal vez el mejor final que hemos visto en una saga de ciencia ficción como esta. Es increíblemente emocionante y te vuela la cabeza, así que estamos desesperados por llegar al final. Eso significa, esperamos, que una cantidad suficiente de personas vea la serie para que Netflix nos renueve y nos dé un par de años más”, dijo Benioff a Collider hace algunos días.

Lo cierto es que por ahora el gigante del streaming no ha confirmado que habrá un segundo ciclo. En cuanto a la audiencia, no hay dudas de que ha sido un éxito: el show ha estado la mayor parte del tiempo en el primer lugar de lo más visto en esta plataforma. El problema, quizás, sean los costos que trae producir la serie, los que según Forbes ascienden a 20 millones de dólares por episodio, es decir, $160 millones por temporada. De hecho, El problema de los 3 cuerpos batió el récord de la primera temporada más costosa de un show producido por Netflix. El otro posible contratiempo es el contenido, dado que la respuesta de la audiencia ha sido definida como dividida: en Rotten Tomatoes tiene un 80% de aprobación de los críticos, y 79% de la audiencia.

¿A qué se pueden deber esos números? Pienso que al desbalance que cruza la temporada. Desbalance, sobre todo, en cuanto a la acción. Al inicio sorprendente e intrigante, que atrapa con sus saltos temporales, con las pesadillescas cuentas regresivas que se le cuelan en la vista a los científicos, con las misteriosas apariciones de Tatiana (Marlo Kelly) y especialmente con los fascinantes eventos que revela el futurista y sospechoso videojuego –algo así como un VR perfecto–, le sigue un desarrollo que destraba varios de los misterios planteados en un inicio y que cambia las preguntas a otras que miran más hacia el futuro, a largo plazo. Vemos una preparación entre militar y científica para una posible guerra de mundos, pero que, obviamente, no ocurrirá en la primera temporada. Y, para alguien que no ha leído los libros, queda la duda de si algún día ocurrirá. Al mismo tiempo, esta idea de que hay un fenómeno de urgencia mundial ocurriendo no logra transmitirse completamente: lo vemos expresarse en lo íntimo del grupo de personajes a quienes les seguimos la pista, pero no a una escala mayor. Si el cielo está actuando de manera extraña, si hay conciencia de la futura visita de los extraterrestres, si la ONU está tomando medidas extraordinarias, ¿no deberíamos ver algún tipo de reacción en masa? Algo se insinúa en algún episodio, pero no es suficiente.

Por supuesto que hay fortalezas. Además de las mencionadas del inicio, se agradecen las muertes inesperadas –el sello de Game of Thrones–, las escenas espectaculares y brutales –el ataque al barco, por supuesto–, las sorpresas –ojo con Ye Wenjie– y la mezcla siempre divertida de una cotidianeidad “normal” y la distopía, encarnada en los amigos científicos. El final también funciona, con el sacrificio que hace Will y el cambio de status de Saul, que nos invita a seguir atentos a la más que probable segunda temporada. Yo, al menos, seguiré atento, pero creo que la serie no resiste un nuevo valle. El ritmo de la temporada 2 debería ser más uniforme, con la acción mejor distribuida y con preguntas igual de urgentes e intrigantes a lo largo de todos los episodios. Si esto no se logra, quizás nos lleguemos a perder ese final increíble con que sueñan Benioff, Weiss y Woo.

*¡Ahora también puedes escucharnos! Escucha nuestro podcast, «Diálogos sobre cine», aquí.

Crédito de la imagen: Netflix

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