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Diálogos sobre cine: El Conde de Larraín

Cris: ¿Qué te pareció el conde en líneas generales?

Consu: Bueno, puedo partir diciendo que tenía altas expectativas de la película. Me gustaba mucho la idea de tener un retrato de Pinochet que, tú me puedes corregir, pero creo que no se había visto antes, la representación de sus hijos y de Lucía Hiriart. Me gustaba mucho el hecho de que eso ocurriera y la parodia o sátira de eso. Pero creo que al verla, aunque cumple las expectativas, es original y tiene buenos momentos del dictador, sugerentes, simbólicos, como eso de que se come los corazones de las personas y ver la sangre chorreando… Hay violencia y me gusta eso, porque significa ver al menos algo en pantalla –de modo simbólico, claro– de toda esa violencia que no hemos visto de la dictadura. Pero sí tenía la expectativa de que fuera más divertida. Me pareció que tiene un tono un poco dramático en algunos momentos. Hay hartos planos en silencio, en donde la cámara se mueve por las locaciones. Eso yo no me lo esperaba, que fuera de una estética y ritmo tan de cinearte. Eso puedo decir para partir.

Cris: Y con todo eso que dijiste, ¿te gustó o cuánto te gustó?

Consu: Sí, yo diría que me gustó, que vale la pena ver la película de todas maneras. Pero quizás no… siento que es un buen ejercicio creativo. Pero no sé si es ‘la película’ de este Conde, de esta sátira o retrato de Pinochet que va a quedar para la posteridad, como que aún siento que se podría perfeccionar un poco el personaje o la… no sé, quizás, si seguimos hablando, voy a poder explicarlo mejor, pero ¿tú qué piensas?

Cris: Sí, estoy de acuerdo, tampoco me esperaba… O sea, bueno, tiene mucho del estilo cinearte, de planos o escenas que toman un tiempo. Bueno, hay música clásica de fondo durante casi toda la película, el blanco y negro aporta en ese sentido también, como esta cosa de película antigua. Hay algunos códigos de la película de terror y también de otras donde la religión tiene un papel clave, como la escena de las monjas cantando, el tema del agua bendita que se va repartiendo por la casa, o la música de coro.

Consu: ¿Era la película que esperabas?

Cris: No sé, creo que no. O sea, la parte de los diálogos, sí, porque el tráiler lo reflejaba bien. Que es esta historia con los hijos, los líos de plata de Pinochet… Pero la parte que no se podía prever, creo yo, son estos elementos de cinearte, el tema de la historia que se conecta con Francia y el tema de la narradora que es súper importante. Hay una narradora, personaje además, constante en la película, que es Margaret Thatcher y que lo interpreta la actriz escocesa Stella Gonet, y entonces tenemos esa mezcla del idioma inglés con el español y también el francés al principio y en otros momentos… Entonces, no es lo esperado, en realidad, creo que el guion es muy original, era muy difícil tener una idea muy cercana a lo que es la película antes de verla.

Consu: Claro, quizás podemos empezar enumerando los elementos positivos, que nos gustaron, y luego los otros que no tanto.

Cris: Partamos por lo positivo.

Consu: Bueno lo positivo, los actores y cómo interpretaron a Pinochet y sus hijos. Todos los actores chilenos siento que son un lujo, el grupo juntos y verlos interactuar entre ellos. Eso me encantó y muchos diálogos sobre todo en la etapa de la investigación cuando viene esta monja, que viene a exorcizar a este conde que no puede morir y a la vez es contadora, entonces se le pide que reúna todos los papeles que quedan para que los hijos puedan reclamar la herencia, que en el fondo es lo que es lo que quieren. Todo eso quedó muy bien. Se utiliza la ironía para enumerar todas las atrocidades que Pinochet cometió… También las escenas que él tiene a solas con Lucía, como cuando ella le dice, ‘pero te robaste la plata’, y cosas de ese estilo.

El concepto de el conde creo que es un buen concepto. Empezar a asociar a Pinochet con un vampiro y estas imágenes del conde cazando, y al mismo tiempo, esta idea del vampiro que necesita siempre sangre fresca para seguir viviendo, que se relaciona con una frase que estaba al final de la película, que dice que Pinochet nos heredó esa codicia. Esa permanente sed de más.… una codicia que se salió de control.

Cris: Pablo Larraín dijo en una entrevista con Sábado que él considera que esa es la herencia de Pinochet a Chile, como que partió ahí, pero hoy día lo tenemos todos los chilenos.

Consu: Como que fuimos mordidos, de alguna manera.

Cris: Claro, exacto, esa es la crítica que él hace y que creo que está muy bien reflejada en la película por cómo actúan todos los personajes. Todos están buscando dinero, incluso la Iglesia que mandó a Carmen (Paula Luchsinger), para ver si hay algunos cheques que se puedan cobrar. Nadie en la película no está interesado en ese dinero, que es el dinero que Pinochet robó. Y bueno, estoy de acuerdo con ese punto fuerte, porque hay tanto que no hemos visto. Tanto que no se ha explorado aún de esos 17 años de dictadura, y acá se encuentra una manera novedosa de abordar ese periodo, que se trata de omitir constantemente en los medios y en los discursos. Pareciera que pasamos de la Unidad Popular a una nebulosa y terminamos en la democracia. Se habla de los 30 años. Pero no de esos 17 previos. En ese contexto, Pablo Larraín, que siempre ha estado tratando de representar críticamente ese momento y la herencia que dejó, pero no de manera muy directa o explícita, lo que le ha traído críticas en diversos momentos, sigue intentando marcar su punto.

Acá lo lleva un poco al extremo, nos pone a Pinochet como vampiro, como tú dices, con esa hambre de sangre y nos muestra la violencia sin tapujos. En esta película eso es lo natural, las cabezas guillotinadas, la sangre en la juguera, todo ese tipo de cosas, son lo normal para estos personajes y es como fue en Chile: fue normal la sangre durante todo ese tiempo, la muerte, la tortura y aunque no se quiera hablar de eso en Chile, ahora está en Netflix y lo está viendo todo el mundo, cosa que es valorable de por sí, pero además está hecho de una manera súper artística y novedosa que le da un plus.

Consu: Sí, cuando empezamos a ver la película pensé que tenía una dificultad construir esta historia, porque es una ficción, donde sus personajes principales no son de carne y hueso… Él es un vampiro. No hay una temporalidad clara ni un país demasiado claro en la película. Por momentos me preguntaba para dónde iba la historia, pero me gustó y creo que sí logró crear esta atmósfera, no sé si de cuento, pero no real, o sea, hacer que el entorno de los vampiros fuera creíble, que los personajes humanos, que eran sus hijos, se metieran en este entorno y calzaran. Era la dificultad de la película igual, el hacer un género distinto, no realista.

Quizás, por eso se tomó la decisión de poner a una narradora en tercera persona. Sin embargo, creo que quizá fue demasiado, lo habíamos hablado, que la narradora habla demasiado. La atmósfera que se creó sí me gustó, por ejemplo, cuando los vampiros vuelan, o cuando Carmen es mordida y empieza a volar. Son varios minutos, pero a mí me parecieron agradables de ver, como que estuve metida en el tiempo de la película. Eso creo que lo logró.

Cris: Sí, es verdad, bueno ahí destacan en esa parte de los vuelos, la representación de Santiago, de Valparaíso al principio, lugares que uno puede identificar, cuando entra al Palacio de La Moneda y se pone Jaime Vadell entre medio de los bustos de Allende y de Aylwin… Como buscando ese entrar en la historia que es finalmente lo que más quiere. También da un poco de cosa o de nervio porque es una realidad que no se ve tan lejana hoy. Con lo que hemos visto de las encuestas y el abierto apoyo del periodo de la dictadura de los republicanos, y las votaciones que están sacando, y la derecha que se ha ido poniendo más conservadora como se mostró en el aniversario del 11, no es tan loco pensar que si ellos están ahí de nuevo pueda ocurrir.

Bueno, y aparte de eso, la parte de los vuelos la encontré técnicamente buenísima. Siempre me ha parecido que mostrar de manera realista eso, que uno como espectador se crea el vuelo de los actores o de los personajes, nunca es tan fácil, ni siquiera en las películas de superhéroes y acá está súper bien hecho. La parte cuando vuela Paula Luchsinger, se explota esa técnica completamente. Le dan todos los minutos que necesita porque sale muy bien.

Consu: Para terminar, quisiera también hacer mención especial al guion, sobre todo lo que me gustó es que logra transmitir la frivolidad de los personajes y de cierta clase política muy, muy adinerada, poderosa, que se compara con dictadores de la región, como si eso fuera posible… uno se pregunta, ¿eso pasa? Y quizás en el mundo de estos personajes o de estos seres que están tan en lo alto, como enajenados de la realidad, se vuelve así de frívolo todo. Me gustaron algunos de los diálogos de los hijos cuando decían ‘bueno, pero él se merecía saquear’, o eso de no querer ser menos que el dictador de Argentina. También el apelar siempre a la riqueza. Me gustó ese tratamiento de los personajes, superficiales y relacionados a poseer cosas más que a emociones. Eso se ve reflejado cuando al comienzo todos le dicen a Pinochet, te amo, papá, y al final él dice ‘qué lata hueón…’. En el fondo todo era muy frívolo, sin sentido. También está este tema de que él no tiene alma, sino que tiene humo…

Cris: Sí, estoy de acuerdo con todo lo que dijiste y podría agregar que a mi juicio destaca Amparo Noguera. Su nivel de conexión con lo irónico es altísimo. Destaca, incluso dentro de este grupo que son todos buenos. Antonia Zegers también me pareció bien fuerte.

Consu: A mí me gustó Catalina Guerra, como la hija un poco regalona del papá.

Cris: Sí, sobre todo las actrices mujeres conectaron muy bien con sus personajes. Sobre eso, Larraín dijo a Sábado que deliberadamente evitó que hubiera ensayos, él buscó a ver qué hacían los actores con este este guion medio incómodo, cómo lo llegaban a a poner en cámara. Que no hubo demasiada instrucción. Creo que esa decisión tuvo muy buenos frutos.

Otra cosa que me pareció inteligente, y que fue un riesgo, porque no siempre es tolerable, es cuánto espacio se le da a la entrega de información en la película. Hay una escena en donde Carmen está hablando con cada uno de los hijos y va dando mucha información de cuáles son los delitos que cometió Pinochet. Los robos, pero técnicamente, así como si uno lo pudiera leer de un documento. Ella pone las cosas un poco en contexto, lo convierte en una conversación, pero en realidad es información. Y pasa. Yo creo que uno lo tolera porque tenemos muchas ganas de escuchar eso. Parece que necesitamos que se subraye o se destaque cuáles son los delitos, para que, si queda algún despistado, o algún defensor que se hace el loco, se saque la idea de la cabeza de que Pinochet actuó bien o que los robos son un detalle.

Consu: Sí, me gusta la idea de asociar a Pinochet a la corrupción, porque es una faceta de él que no se enuncia tanto. Se habla de las desapariciones y los derechos humanos de manera muy abstracta mi juicio… De hecho creo que en la película tiene más preponderancia el dinero que una enumeración de esas atrocidades, más allá de que se muestre simbólicamente con la caza de las personas. El dinero es bien importante. Es un conde codicioso y también es interesante porque lo deja un poco en ridículo, creo que también lo dicen en la película, cosas del estilo “no se ve bien que usted robe o que no sepa manejar sus dineros”. Dictador puede ser, pero que sea corrupto es otra cosa. Sí, me pareció curioso ese estilo ocupado por Larraín del personaje de Carmen, porque era era un poco ambiguo, moralista, pero con una moral particular.

Cris: Lo del vampiro apunta también, según le he leído a Larraín, a la idea de este hombre que no puede morir porque nunca fue juzgado por la justicia. Lo que significa nunca terminó de caer… porque no cayó, porque no logró ser juzgado. Hubo mucha resistencia para que Pinochet fuera condenado, lo intentaron juzgar en en Inglaterra, lograron llevárselo a Chile, luego por temas de salud mental, la justicia chilena determinó que no podía juzgarlo y terminó siendo alguien que no pagó por sus crímenes. Así lo vemos en la película, todavía vivo después de fingir su muerte y vivo en todo sentido: para sus hijos y simbólicamente vivo para Chile. Su figura sigue siendo un gran tema de división. El tema de que no se haya sido juzgado oficialmente deja abierta la puerta a las opiniones y el vampiro refleja bien eso, como este ser que es inmortal.

Consu: ¿Y qué te parecieron los personajes de Alfredo Castro (Miguel Krassnoff) y Gloria Münchmeyer (Lucía Hiriart)?

Cris: El de Alfredo Castro lo encontré buenísimo. Pasa por cuántos personajes y uno se los cree todos. Este era muy distinto. Él hace de Krassnoff, que estuvo a cargo de Villa Grimaldi, y es muy importante para el desarrollo de la historia. Su personaje y el Paula Luchsinger son especialmente relevantes para el guion, a través de ellos ocurren las cosas.

Consu: Gloria Münchmeyer me encantó. Me encanta cómo actúa ella, la delicadeza que tiene para poner caras, como estaba vestida, con una elegancia media de la época también, ambiciosa, pero sencilla a la vez, como que se alude mucho a que es campesina, ahí hay algo un poco de clase, en estos personajes históricos –no las ficciones que vemos–, como que al parecer ellos no son de la alcurnia, son medios campesinos, eso me pareció interesante. Y bueno ella queda bien mal, me parece que a veces queda incluso peor que Pinochet y no sé si eso tiene que ser así necesariamente, no lo tengo claro.

Cris: Sí, habría que investigar un poco más. Pero lo más claro es cuando la acusan de desviar fondos para CEMA Chile, eso se menciona en detalle, pero se le acusa incluso…

Consu: De la traición a Salvador Allende. Sí, y también aporta a la historia el que fuera amante con Krassnoff, porque aunque sea una ficción es parte de este mundo medio decadente, en que no hay normas morales…

Cris: Lealtades…

Consu: Es un poco el Infierno de Dante, no sé, un poco de las bestias, se dice ‘somos bestias de la noche’, como un mundo medio alterado.

Cris: A mí también me gusta mucho el personaje de ella. Ella está muy contenida, como sus interacciones tanto con Jaime Vadell como con Alfredo Castro son… es siempre un poco el mismo personaje. Nunca demasiado expresiva. Siempre se mantiene con la misma actitud.

Consu: Quizás hay que dedicar algunas palabras a Jaime Vadell, el personaje de El Conde. Es un conde viejo igual, decadente. No se intentó replicar el tono agudo característico de Pinochet, él tiene el tono más grave, entonces creo que eso le da a él una solemnidad mayor, como una seriedad mayor, Pinochet tenía un tono de voz tan agudo que era medio gracioso.

Cris: Salvo cuando dice palabras como “marxista leninista”, donde sí lo imita.

Consu: Pero creo que por eso se ve más serio. Tiene una cara medio inocente, ¿verdad? Como que se hace el inocente (vale la pena mencionar que para algunos críticos la representación de Pinochet en esta película estaría enalteciendo su figura más que mancillándola), pero también es culpable. Quizás como Pinochet, que era un hombre difícil de leer, que se iba acomodando a las situaciones. Y bueno también se lo muestra como un depravador sexual, acosador de Carmen, medio viejo verde…

Cris: Bueno ahí se cruza un poco también con su personaje, porque necesita esta sangre joven para seguir en vida.

Consu: Claro, porque después que él se cae de espaldas, que fue como la humillación que sufrió en la película, vuelve a cazar. Otra vez queda la vanidad y hacia el final se ve más ordenado, tiene el pelo más largo. Al final la sangre que había bebido, le sirvió para estar más joven y fuerte. (¿Eso está bien o mal en términos de representación de Pinochet?)

Cris: Creo que su manera de actuar está en el filo entre el drama y la comedia, en cualquier momento se inclina para cualquiera de los dos lados y funciona. Por algo es tan icónico en la historia del cine chileno. Tener este papel tan relevante a estas alturas de su vida, demuestra su vigencia y que chispa es lo que más tiene.

Consu: Y de lo negativo…Lo que a mí no me terminó cerrar, es que yo quisiera que la película se sintiera “auténticamente chilena”. Quizás por el peso del personaje. Cuando entramos a la película nos damos una vuelta como de 8 ó 10 minutos para entender que el conde que vamos a ver nació en Francia, participó en la Revolución Francesa, viajó por diferentes países y luego encarnó al dictador Pinochet de Chile. Siento es una vuelta muy larga para entrar en la representación de este dictador. Habría querido que nos situáramos en Chile de inmediato, porque no sé si haciendo esta vuelta el espectador logra entender o dimensionar al personaje histórico. Siento que distrae más que que ayuda. ¿Claude Pinochet? Augusto Pinochet mejor.

La mejor parte para mí es es la del retrato de lo chileno, entonces siento que quizás él intentó incorporar estos elementos para llegar a una audiencia mayor. Pero quizá sé quedó como en un lugar intermedio. Lo mismo con el personaje de Margaret Thatcher, que llega al final. Eso le da un giro a la historia… y algún espectador podría decir, ¿y qué monos pinta Margaret Thatcher aquí? No estoy segura si hilar tantos elementos distintos, Margaret Thatcher, la Revolución Francesa, Chile, el conde, quedaron de la mejor manera posible.

Cris: Sí, es verdad. Yo tengo una opinión también ambivalente, porque entiendo las razones comerciales de convocar a más público y que puede servir en Netflix tener ese guiño al mundo anglo. Pero lo positivo que se puede pensar de eso es la conexión con la historia, el ubicar a Pinochet y a ese periodo de Chile en el contexto de anti revolución duro y dominado por Estados Unidos. Se menciona a The School of the Americas, que es donde la CIA entrenaba a los extremistas y agentes del Estado. Se menciona a Batista, al dictador de Filipinas. Y partimos en la revolución francesa con este tipo que traiciona al rey, que es un traidor desde ese momento y luego vuelve a traicionar a Allende. Hay nexos. Pero es verdad que es mucho.

Consu: Sí, yo no te diría que no me gusta…. porque también es interesante mezclar idiomas, personajes históricos. Pero tengo la sensación de que quitándole todo eso podría haber sido una mejor película. Tengo esos dos pensamientos.

Cris: Estoy de acuerdo. Lo mismo siento con la narradora, que a mí se me hizo excesivo cuánto habló. Aparece en muchísimos momentos de la película. Conduce la historia y le agrega estos toques de ironía más alta y después entendemos que es Margaret Thatcher y allí hay una contextualización con la historia de Chile con Inglaterra y las Malvinas… Después ella termina siendo su madre. Es un giro del filme, en donde todo termina de calzar. Uno puede entender todas estas relaciones, pero sí me quedé con esa con esa duda, de que quizás fue un exceso de historia universal y un exceso de narración.

Consu: Ahora que lo estamos hablando me recordó a Asteroid City, porque utiliza el recurso de la narradora, que tiene otro idioma y su propio estilo, y esta otra historia principal…

Cris: Por último, creo que también es destacable la fotografía. Se ve increíble la película no solo las escenas de los vuelos, también esta villa donde viven, que es como fantasmagórica, el blanco y negro, la iluminación, las escenas dentro de la casa, cómo se ve la casa, cómo se ven los planos cuando están lejos, como todo el orden, las piezas, como esta cosa que parece un poco centro de tortura. Hay como ruidos, cosas oxidadas….

Consu: Sí, como galpones perdidos ahí en lugares inhóspitos. Tiene una cosa quizás de esas campañas horribles que ocurrieron en el norte de Chile, y ahora que lo pienso quizás hay un elemento simbólico en que ellos lleguen en una lancha, el elemento del agua es siempre un lugar de tránsito entre la vida y la muerte, quizá es un bonito detalle que va en la lancha los hijos.

Cris: Y donde hay tantos cuerpos además.

Consu: También, el mar.

Cris: Bueno, también la escena donde entra una banda militar a la casa.

Consu: Sí, esos elementos eran buenos o cuando ellos bailan un vals. Son en conjunto varias buenas escenas, y un imaginario militar, que yo no había visto en el cine. Incluso terminan los créditos con las clásicas canciones de las Glorias Navales que se celebran el 19 de septiembre.

En definitiva, creo que vale la pena ver la película sobre todo porque es un tema del que siempre estamos volviendo, el golpe de Estado, los 17 años de dictadura, vale la pena verse todas las películas posibles, pensarlas, analizarlas, y creo que esta es un aporte en esa línea.

Cris: Y una buena jugada también, verla para los 50 años, cuando ya vimos el debate que se dio en Chile al respecto, con esta vuelta un poco atrás en algunos sectores de la derecha, así que ahí tenemos a Larraín poniendo un poco el punto final de la discusión para el mundo.

Consu: O el punto de inicio, porque también sería bueno seguir explorando estas facetas corruptas y desleales de Pinochet. A este conde cruel y aún vivo en la sociedad.

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