¿Por qué crees que The Holdovers le está gustando tanto al público?, le preguntaron a Paul Giamatti en una entrevista reciente. El actor, que acaba de ganar el Globo de Oro a Mejor Actor Comedia y Musical, simplemente dijo: “Porque es un elenco pequeño e íntimo, un estudio de personajes que no se ve mucho (…) pero que está hecho de una forma atractiva y accesible. La gente conecta con esta sencilla historia de una familia que se encuentra y (…) le encanta eso de la escuela preparatoria británica, Harry Potter es eso. Es una película navideña. Pero es la cosa sencilla y compasiva entre estas tres personas tan dispares”.
The Holdovers (Los que se quedan en español) es una de las películas más entrañables de la temporada y se ha ganado el cariño de la audiencia y también de los críticos desde su estreno. Ayer, el filme dirigido por Alexander Payne (Nebraska, Sideways) se llevó dos Globos de Oro: Mejor Actriz de Reparto, para Da’Vine Joy Randolph (quien interpreta a Mary), y Giamatti, quien hace un papel espectacular como Paul Hunham, un profesor malhumorado, pero brillante, a quien le toca quedarse con los alumnos del internado de hombres que no pueden pasar las fiestas de fin de año con sus familias. Son casi dos semanas que cambian la vida de estos personajes, particularmente del profesor y de Angus, (interpretado por Dominic Sessa), el único alumno que se queda hasta el final y que como el maestro es tremendamente frágil tras su fachada de estudiante rebelde.
Un tono. Una de las cosas que mejor consigue Alexander Payne es el tono de la historia, muy divertido, pero también ligero, clásico y emotivo. En un visionado alguien le preguntó cómo lograba ese balance tan sutil entre la comedia y el drama. El director apenas pudo responder la pregunta pues pareciera que es en ese sutil equilibrio que el cineasta encuentra su estilo, el que también es visible en su película Nebraska. Alexander Payne había visto una película con una temática similar (de un profesor que se queda con unos estudiantes de internado durante las vacaciones) y pensó en tomar la idea, pero hacer una película diferente. Luego recibió un guión relacionado con el tema y decidió darle forma al filme.
El elenco. A Payne le gustan muchos los actores, confesó en el mismo visionado, y uno de los puntos más fuertes de la película es justamente la actuación, la afinidad y la empatía con el público que consigue el director con sus personajes. Creo que una de las claves es el tiempo que dedica la película a cada uno de ellos, ninguno se siente como secundario. The Holdovers narra con dedicación y agilidad momentos cotidianos en la vida de estas personas: comiendo juntos, preparándose para dormir, alistándose para un viaje. Esa simpleza de lo cotidiano permite ir queriendo a estos personajes poco a poco, quienes tienen una gran afinidad en el set. Dominic Sessa, en particular, fue una apuesta, luego de 100 audiciones para este personaje. Tras una primera tanda decidieron probar suerte con los grupos de teatro de los internados con los que estaban trabajando y ahí dieron con Dominic. Para Paul Giamatti (¡que merece todos los premios!) fue una gran cosa trabajar con este muchacho novato, pues le permitió poner atención a otras cosas y bajar el ritmo.
Guion. El carisma de los actores y el buen ojo del director tienen un gran aliado en el guion escrito por David Hemingson. Uno de los grandes aciertos es que se centra en la relación entre dos duros de cabeza, Paul y Angus. El primero es el responsable del orden, del buen comportamiento y de la enseñanza, pero es como esos profesores de antaño, medio gruñones, autoritarios e indiferentes a lo que piensen los demás. El segundo es igual de seguro de sí mismo, pero con diferentes principios: es alérgico a lo predecible y está cargado de la energía y la inquietud adolescente. Así, una de las gracias es ver cómo estos dos adversarios se van entendiendo poco a poco, cediendo en sus posiciones luego de descubrir por qué el otro es cómo es. Esta es una infalible fuente de emociones para la audiencia, que, empujada por el resto de los personajes –principalmente Mary y la familia de Angus–, nos da los momentos más entrañables de la cinta.
Ambiente. Uno de los rasgos más distintivos del filme es el periodo en el que está situado. La década de los 70s no solo se percibe en el vestuario, los interiores, los shows de televisión que miran, los vehículos, las fuentes de soda y los peinados, sino también en el formato de filmación que escogió Payne (35 mm). Es, en palabras del director, una cinta que busca transmitir la sensación de haber sido hecha en los setentas, lo que incluso es reforzado por los antiguos logos de los estudios fílmicos cuando comienza la película. Por último, está el detalle temporal de la Navidad, una época del año que tiene su propio ritmo, más emotivo y diferente al ajetreo cotidiano. La nieve, los pinos y el ambiente de las celebraciones también aportan a crear este entorno cálido y memorable. ¿Podemos catalogarlo como una película navideña? Para Paul Giamatti, definitivamente sí.
Simplemente bella y con una ligereza en el tono, que te abriga y conmueve. ¡Bravo por Alexander Payne, quien en un visionado demostró que lo que percibimos como sencillo e innato en el filme es el resultado de un cineasta estudioso y muy seguro de su visión del cine!