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Shrinking: Un desparpajo que cautiva y hace reír

¿Por qué fue Shrinking, y no otro proyecto, el que motivó a Harrison Ford (Star Wars, Indiana Jones) a ingresar al mundo de las series de televisión? Aunque durante el primer episodio de esta comedia de Apple TV+ la duda no se termina de disipar, más adelante, mientras se desarrolla la primera temporada, sí podemos ir identificando las virtudes de este show dominado por psicólogos y sus pacientes, entre las que destacan su simple pero jugado guion, las actuaciones de varios de sus protagonistas, entre ellas la de Jason Segel (How I Met Your Mother) y la del propio Ford, y la dinámica entre los personajes, muy fácil de disfrutar desde que los conocemos bien.

La serie nos muestra un momento particular en la vida del psicólogo Jimmy Laird (Segel), quien está lidiando con la intempestiva y reciente muerte de su esposa y con la grieta que este hecho dejó entre él y su hija adolescente, Alice (Lukita Maxwell). En estas circunstancias, Jimmy se comporta de manera errática con quienes atiende, sobrepasando los límites impuestos por su profesión para intentar ayudarlos. A través de Jimmy conocemos a otros personajes que están a su alrededor, como sus vecinos, amigos, compañeros de trabajo y, por supuesto, sus pacientes, todos quienes cargan con sus propias dificultades. Es esta abundancia de problemas, relacionados con la edad, el orgullo, traumas del pasado y mucho más, la esencia de las múltiples risas –mas no carcajadas– que puede provocar el show, deslenguado como rutina de stand up comedy y también empático como si fuera un drama: en ese sentido recuerda a la serie After Life, protagonizada por Ricky Gervais y que también nace desde el duelo (¡la encuentran en Netflix!), aunque en la producción de Apple TV+ el humor es menos negro y las emociones algo más templadas.

Una de las palabras que pueden describir el estilo de comedia que impone Shrinking en sus capítulos es desparpajo. El trío de cerebros detrás del show, compuesto por Bill Lawrence y Roy Kent –ambos productores y el segundo también actor en la exitosa Ted Lasso– y el mismo Segel, tomaron el riesgo de integrar humor negro, punzante e irónico en los diálogos de los personajes. Estos hacen comentarios que podrían tomarse como “pasados” en relación al género, al sexo, a la raza y más, todos temas que ameritan un tratamiento empático y cuidadoso, y lo hacen aparentemente sin tanto cuidado. Entonces, ¿cómo la serie se sale con la suya? Básicamente por el énfasis que hay en la construcción de los personajes, que se van cocinando lento, aún a riesgo de perder televidentes en el camino. Vale la pena tener el poquito de paciencia que nos piden, ya que de pronto comprendemos que Jimmy (Segel) no es solo caos; que su mentor, el doctor Paul (Ford), no es pura maña ni sabiduría; que Alice (Lukita Maxwell), su hija, no es otra adolescente insoportable –una constante de Hollywood por estos días–; y que Gaby (Jessica Williams), su compañera de oficina, es un espíritu más libre de lo que imaginamos.

Y todo eso que llega como recompensa por no perder la fe en el trastabille inicial, marcado por la hiperactividad de Segel, aparece gracias a las actuaciones. No por nada el propio Segel está entre los nominados al Emmy como Actor Principal en una Serie de Comedia: su papel de padre desesperado y desubicado, pero también tierno y valiente, es creíble gracias a la misma expresividad difícil de tragar en un inicio. La temporada gira en torno a él, y es capaz de sostener el avance de los eventos gracias a los dotes de dramatismo que es capaz de integrar a sus conocidas fortalezas como comediante. Pero Segel, protagonista absoluto, logra este cometido gracias a la fluida dinámica que alcanza con quienes lo rodean. En este punto destaca especialmente Williams, cuyo rol de psicóloga joven que pasa por un momento indefinido en su vida amorosa es quizás el más cómico y fuerte de todos: la naturalidad con que se mueve su personaje para ser amiga, amante y profesional contagia de su simpatía a la audiencia, un gran acierto del casting también coronado con una nominación al Emmy, en este caso para Mejor Actriz de Reparto en una comedia. Los otros bastiones son Michael Urie, quien hace de Brian, abogado y mejor amigo de Jimmy, y, claro está, Ford, quien entrega una creíble personificación de un doctor mayor de edad que sufre de Alzhéimer, que sigue activo sexualmente y que busca recomponer las relaciones con su hija, dejadas de lado en su momento por su carrera. Aunque este rol no le dio la nominación al Emmy, Ford todavía tiene opciones: la serie fue renovada para una segunda temporada, la que, si hay que apostar, debería ser aún mejor que la primera.

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