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El director de Super 45, plataforma dedicada a la difusión de la música independiente, nos explica el impacto que tuvo la banda en los 90 y cómo puede conversar con las nuevas generaciones tras el anuncio de un nuevo disco: “Ya no hay bandas de pop haciendo referencia a la política”.

Han pasado 15 años desde que la banda británica Stereolab lanzó su último disco Not Music (2010). Se trataba de un sonido diferente al que caracterizó al grupo que debutó en 1992 con Peng!, pero igualmente atractivo, según comenta Cristián Araya, fundador de la plataforma radial de música independiente Super 45. El próximo 23 de mayo, la mítica banda regresará con un nuevo disco titulado Instant Holograms On Metal Film, del que ya hemos podido escuchar un adelanto: “Aerial Troubles”, que fue lanzada el martes 8 de abril.

En esta brevísima entrevista, Cristián Araya nos cuenta sus expectativas del nuevo álbum y lo que significó la agrupación para las generaciones que crecieron con ella: “Siempre se dijo que estaban influenciados por el marxismo, pero nunca lo encontré tan claro, más bien anti capitalistas que no es necesariamente lo mismo”, comenta. “Lo que sí es bastante evidente son los muchos guiños al situacionismo de Guy Debord”.

¿Qué expectativas tienes de este nuevo disco?
“Obviamente estoy súper ilusionado, me gustaría saber qué están haciendo. Creo que lo que han hecho respectivamente como solistas o sus proyectos paralelos sigue siendo súper interesante. Todos los integrantes han logrado desarrollar cosas por su lado que son súper atrayentes. Así que no tengo muchas dudas que el disco, quizás no sea el mejor de la discografía, pero va a estar a la altura de lo que han venido haciendo por 30 años o más”.

¿Qué te pareció la nueva canción?
“La nueva canción me pareció bien. Es súper coherente con lo que venían haciendo en el último disco, que es del 2010. A fines de los noventa fue cuando hicieron, para mí, un cambio de rumbo, empezaron a hacer algo que tenía mucho más que ver con la percusión, el bajo y la batería. O sea, fueron una banda más rítmica que lo que habían sido durante los noventa. Si bien esa es una suerte de etapa post madura de la banda, que ya no es la novedad de Stereolab respecto a su época anterior, esta canción creo que va con eso, va hacia ese mundo, al mundo de su segunda etapa. Igual es un poco raro que hubiesen hecho una canción que tuviese que ver con su sonido más noventero porque el contexto y las situaciones son súper diferentes”.

¿Qué significó Stereolab para las generaciones que crecieron con ella?
“En aquella época, digamos primera mitad de los 90, Stereolab era muy atrayente porque era una recopilación, un compendio, donde se juntaban muchos estilos de música. Por un lado, el rock experimental de los 70, por otro lado, la música orquestal de los años 50, tenían toda esta cosa noisy, de fines de los 80, bueno, y aparte lo más interesante todavía de esto, mezclado con letras súper políticas, que denotaban que tenían otra base. Es decir, venían de otra parte. Yo recuerdo que conversaba con Hugo Chávez, el dueño de la disquería Background, que cuando empecé a escuchar Stereolab que debe haber sido alrededor del 93, cuando tenía 18 años, creo, Hugo me empezó a prestar discos. Me dijo: ‘¿Te gusta Stereolab?’ ‘Bueno, tení que conocer a esta banda, tení que conocer a esta otra banda, entender el contexto’. Estamos hablando de una época sin acceso a información más allá de revistas, que uno podía conseguir por aquí y por allá, o el que viajaba y traía cosas, pero era un acceso limitado”.

¿Cómo crees que conversa con el mundo actual?
“Eso también es súper interesante, porque Stereolab siempre se ha considerado una banda de pop, pos pop o pop avant garde, pero son canciones, nunca han sido un grupo experimental. En ese respecto, la música pop ha perdido cualquier sentido de contenido social y menos todavía político. Ya no hay bandas de pop haciendo cualquier referencia a la política, a la filosofía, de una manera que no sea como media pretenciosa, y eso también creo que era una de las cosas que llamaba mucho la atención de Stereolab en los 90, que su punto de vista era súper juguetón. Pero claro, tú te ponías a darle un poquito más de vueltas a las letras y eran súper duras, sobre todo en su segundo, tercer disco, son muy políticos”.

“Entonces, es interesante que este enfoque, este punto de vista respecto a la música, se plantee hoy. ¿Cómo va a reaccionar la gente que empezó a escuchar Stereolab en esta década? Es interesante. Me gustaría saber qué pasa. También me gustaría saber si es que todo este contexto con el que nosotros empezamos a escuchar Stereolab es apreciado o no, es decir, entender que Stereolab es una suerte de unión de muchas cosas, no es algo que surgió espontáneamente, sino que es algo que tuvieron que pasar por un desarrollo de acontecimientos para llegar a eso, y creo que eso también en su momento le daba muchísimo atractivo, sobre todo en las carátulas, que era como reproducciones de discos súper aleatorios, de los 50, 60, 70, pero todo muy bien elegido. De hecho, si te fijas en el video nuevo, el arte es increíble, súper cuidado y también es muy coherente con lo que desarrollaron en los 20 años de carrera que tuvieron, entre el 90 y el 2010”.

¿Qué impacto tuvo la banda, particularmente en Chile?
“Cuando vinieron a Chile el año 2000, el concierto que hizo Roberto Denegri, fue como una sensación de ‘no, estamos en el mundo’, es decir, una banda vigente, que no fuese una súper estrella, como Madonna, por supuesto o qué se yo, una banda vigente, de la música indie, estaba tocando en Santiago de Chile, entonces ya sentíamos que nos estábamos insertando realmente en la comunidad internacional y esto era la demostración. Claro, después de eso vinieron hartos conciertos, Yo la tengo, y una serie de 4 años, 5 años, de muchos conciertos en esa misma línea. Entonces, ya sentíamos que, OK, ya pasó la dictadura, ya pasó la postdictadura, ahora ya vamos a enfrentarnos a algo diferente”.

¡Muchas gracias, Cristián! ¿Hay algún disco de los integrantes de Stereolab, como solistas, que nos puedas recomendar?
De Laetitia Sadier, Rooting for love, The trip, What will you grow now. De Tim Gane, (Cavern of Antimatter), la banda sonora de In Fabric, Hormone lemonade, y de Morgane Lothe (Hologram Teen), Between the Funk and the Fear y decenas de colaboraciones.

Bonus truck: Algunas letras con contenido político y/o social
“The seeming and the meaning”, “Analogue Rock”, “Crest”, “Wow and Flutter”, “Ping Pong”, “Brakhage” y “Tomorrow is Already Here”.

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