Skip to main content

La cantante pop chilena, quien está ad portas de lanzar su cuarto álbum, revela el intenso proceso personal que derivó en su nuevo trabajo, el que describe como menos electrónico, más luminoso y donde su voz sonará más nítida que nunca: “En los otros discos el miedo me está invadiendo, y acá lo estoy venciendo. Yo siento que llegó el color a Rubio”. Además, nos cuenta sobre el impacto de su presentación en el Tiny Desk y lo que implicó coincidir con el show de 31 Minutos.

La última vez que Fran Straube conversó con entrance fue cuando estaba por salir su tercer álbum, “Venus & Blue”. Impulsada por su proyecto Rubio, la cantante tras hits como “Hacia el fondo” y “Seres invisibles” se estaba instalando en la Ciudad de México y planteaba una serie de desafíos para el futuro, entre ellos, socializar más. Hoy, a pocos meses de que salga su nuevo trabajo discográfico, y ya con años de residencia en la capital mexicana, confiesa que “he asumido un poco que soy, no me llamaría autista, pero sí un poco antisocial. No he avanzado en eso, pero me he aceptado como soy. Mi trabajo, que es la música, me hace salir al mundo, y ese es como mi equilibrio con la manera de compartirme”.

Su otro objetivo, el de moverse por el mundo más libremente, se cumplió con creces, como demuestran las fechas que tiene agendadas en este momento, y que incluyen pasos por Guatemala, Chile, Estados Unidos y el mismo México.

“Rubio está entrando al Latin Alternative, que yo siempre quise eso, y estando acá voy por el fin de semana a Washington, vuelvo, después voy a Nueva York, voy a Colombia, voy a Guatemala, como que estoy así. Y claro, México es como el corazón del planeta, es como mi guarida. Desde Chile era muy lejos, muy caro y muy desgastante. Si tienes solo una fecha en Miami, por ejemplo, no conviene ir. Me encanta viajar a Chile, es un lugar muy seguro, donde está tu familia, muy rico, pero me encanta volver acá también, ya lo siento un poco mi hogar”.

Qué buena. Es bacán sentir que tienes ya un hogar en otro lado también, como que vas expandiendo tu mundo.
“Sí, a mí me encanta desde chica. A mí me leyeron la mano cuando tenía como diez años, y me dijeron ‘tú vas a viajar mucho, mucho, mucho’. Le dijeron a mi mamá que no iba a parar de viajar. Y es verdad, me la paso viajando (ríe)”.

Cuando tomaste la decisión de irte a México, ¿se te cruzó por la cabeza España también? Lo pregunto porque ya viviste ahí un tiempo. 
“Siento que ahí es más difícil el tema de la visa. No lo tengo cerrado, creo que eventualmente sí podría ser. Entré a un booking europeo y vamos a ir a hacer una gira allá también, y ellos dicen que a Rubio le puede ir muy bien en ese mundo. Puede ser. Por ahora, en marzo voy a cumplir tres años aquí. Quizás podría ser España. Es muy caro igual, para el latino es más difícil. Hay un poco de discriminación. Acá no po’”.

En la entrevista que nos diste la última vez nos comentabas lo siguiente: “Valoro mucho a la gente que canta a capela con su voz hermosa. A mí me da mucho pudor hacer eso. Algo me pasa con la voz desnuda, seca, siento como que quizás la escondo un poco”. Y bueno, ahora ya tocaste en el Tiny Desk, donde escuchamos tu voz sin efectos, y van más de 500 mil reproducciones. ¿Cómo te sientes con tu paso por ese espacio? ¿Has visto efectos en estas pocas semanas?
“Sí, me tiré a los leones en el Tiny Desk, imagínate. Nunca lo había hecho. Pasé de nada al Tiny Desk. Entonces sí, fue muy linda la experiencia de hacerlo. Y claro, en el disco nuevo, que viene ahora, está mucho más fuerte mi voz, mucho más natural, con reverb sí, obvio, pero hay partes en que no hay nada, entonces ha sido un lindo crecimiento la verdad. Yo creo que uno no para de crecer, siempre hay desafíos y cosas, y era uno de mis desafíos esa desnudez artística, y pasó en el Tiny Desk, y para mí fue un gran desafío espiritual, de quitarme los miedos. Yo veo el Tiny Desk y me choca igual, pero tuvo muy buena recepción, entonces fue bonito eso. Justo el otro día estaba cantando con guitarra, entonces como que surgió algo nuevo en mí, y muy lindo, porque en los shows antes usaba muchos efectos y ahora nada, solo reverb, entonces ha sido un lindo crecimiento. A mí me gusta salirme de la zona de confort y me nació también. Todavía me cuesta, pero ahí voy”.

Es curioso que haya sido en ese escenario, porque quizás mucha gente te está conociendo en esa versión.
“Mucha gente, o sea, de hecho, ha crecido todo, las escuchas, cosas de Instagram, pero sí, me han llegado muchos mensajitos como ‘te acabo de conocer’, y claro, me conocieron así cruda, o viendo esas versiones, de canciones que eran súper electrónicas, y ven algo así como violines y todo. Entonces, hasta la familia de mi novia nunca me había visto tocar, y vieron eso, y estaban así como ‘¡qué lindo canta!’, y yo así como ‘¡Ouh!’ (pone cara de vergüenza). Entonces, sí, bonito también. Siendo que es como un volver a empezar, y este disco nuevo también lo siento muy así, como empezar de cero”.

¿Qué te llevó a tomar esa dirección? Porque el proyecto estaba súper sólido, consolidándose en su género. 
“Yo creo que lo empecé a sentir. Yo siempre he admirado a esa gente que canta con la guitarra y su voz. Y claro, venía el cuarto disco y creo que también estando acá y yendo mucho a Estados Unidos veo a bandas en festivales y cosas, que todavía existe la banda, el rock, una musicalidad, y fue como ‘no quiero tanta cosa electrónica’, me vino algo como de conectarme con cuando yo era chica. Ahí yo escuchaba mucho rock, cuando partí con Miss Garrison, cantaba con la voz seca, gritaba, y siento que volví a unas raíces. La vida me ha ido tirando a la electrónica, y claro, fue un descubrimiento que me ha gustado mucho y me sigue gustando, pero sentí que el cuarto disco quería hacerlo más desde las composiciones con la guitarra y ahí producirlo. Siempre era al revés, o partía las canciones con un beat muy electrónico, o con un sync o unas voces con autotune, desde la producción, y todo este disco partió al revés: acordes, haciendo melodías, ‘ya, ahora cómo la producimos’. Entonces, se ha dado así. Hubo algo como sacarse lo electrónico”.

“Además, una banda que sale genera mucho impacto porque es nueva, pero mantenerse en el tiempo es muy difícil, y sentía que el cuarto disco de Rubio… Sentí que el disco anterior, el ‘Venus and Blue’ es como tan complejo, tan raro. También estoy escuchando mucho folk, música más natural, de alguna manera, y me puse a aprender a tocar guitarra, entonces hubo algo ahí más de la Fran de chica, y este disco habla mucho de eso. Siento que en este disco estoy volviendo a empezar”.

Para terminar con tu paso por el Tiny Desk, la performance que haces es súper acompañada, lo que contrasta un poco con el show que te vemos habitualmente. ¿Cómo pensaste eso? Con las coristas, los violines. 
“Tuvimos súper poquito tiempo, porque recibimos la noticia de la invitación a principios de junio y a finales de ese mes había que grabarlo, entonces fue menos de un mes. Fue como, todavía no sale el disco nuevo, salvo una canción, entonces hay que tocar la música antigua, y cómo llevar lo electrónico a algo distinto. Hay muchas restricciones en el Tiny Desk, no puedes usar secuencias ni efectos en las voces, no hay retorno, cantas sin escucharte, por eso se llama ‘tiny’, porque tienes que tocar bajito. No se nota, porque está todo muy microfoneado, pero tienes que tocar bajito para poder escucharte, porque la banda no te escucha si no es así. No hay micrófono para la voz. Entonces, hay tantas restricciones y tan distintas a Rubio, era como una fogata, y como hay varias canciones que tienen cuerdas, del disco ‘Pez’ sobre todo, fue como llevarlo a esa instrumentación. Claro, en los coros de Rubio hay muchas voces, armonías mías, entonces hay que hacer coros, y fue como cómo llevamos Rubio electrónico a algo que no fuera tan guitarra y voz nomás, que hubiera una solemnidad o algo más épico, o más fantástico. Fue todo un cambio, pero entretenido. Yo soy súper autoexigente, siento que si hubiese tenido más tiempo para prepararlo, lo hubiera hecho quizás distinto, pero fue lo que fue, hay que soltar y está todo bien”.

Sí, les quedó muy bueno. 
“Sí, o sea, igual yo hubiera hecho otras cosas. Hubiera preparado mejor los arreglos de voz, por ejemplo. Pero fue bonito, a la gente le gustó y le sigue gustando. Siguen llegando comentarios. Se generó algo súper frágil en la sesión, que encuentro que fue bonito, emocionante. O sea, la gente que estaba de público, todos estaban medio llorando. Yo también. Todos medio emocionados. Eso se captó. Yo lo pasé súper bien, estaba nerviosa y todo, pero estaba muy entregada a la sensación”.

¿Y qué te pareció esa sincronía que hubo con 31 Minutos? Que tuvo un gran impacto y que en las noticias se veía que a veces se hablaba de sus dos shows. 
“Sí, qué bueno que Rubio salió antes. Porque, claro, a 31 Minutos lo conoce todo Chile, todo México, y Rubio es mega under. Cuando salió Rubio, todos como ‘quién chucha es Rubio, quién es Rubio’ (ríe), entonces, como que 31 Minutos es súper político, es gigante, y abarca muchas generaciones, de niños a señores y señoras mayores. Por eso fue bueno que salieran después. Y fue muy bonito. Claro, nosotros no fuimos virales, pero era obvio que eso iba a pasar. Y claro, también gente que ve a 31 Minutos dice ‘oye también me encontré con Rubio, no lo había visto’, entonces, que hayamos estado en este Mes de la Hispanidad ayuda para que gente conozca recién el proyecto y eso es bacán”.

¿Te gustó el show de ellos?
“Sí, está bueno. Es que igual es como muppets po’, algo que va a ser comentado. Nosotros fuimos una cosa muy íntima, emocional, mega en contraste. Todo ese momento, cuando salió, justo yo fui a Chile y sentí mucho cariño. Siempre están los haters, como ‘quién chucha es Rubio’, ‘ah estos tienen plata’, los típicos comentarios chaqueteros de Chile, pero nada, trataba de no leerlos tanto, porque igual me afectaban algunos”.

¿Dónde veías esos comentarios?
“No sé po’, de repente en Chilevisión ‘Rubio estuvo en el Tiny Desk’, y algunos decían ‘¡por qué, deberían poner a los reggaetoneros!’, y claro, mi novia decía no los leai, y yo ‘no, es que igual quiero leerlos’ (ríe), pero nada, yo nunca había estado tan expuesta. Rubio es de un nicho latinoamericano, pero es un nicho igual, entonces que Chilevisión te ponga, le llegas a la señora de Talca, a distintos perfiles que claramente no tienen idea de quién es Rubio. Me dio nervios sentirme tan expuesta, pero nada, soltar nomás, y hubo una muy bonita recepción. Rubio no es para todos, y eso está bien. Va conquistando corazones paso a paso en el mundo, y con esto también está pasando así. Desde que salió el Tiny Desk, ha ido creciendo todo el tiempo, así que muy lindo”.

Hace poco entrevisté a una música indie europea, Sofie Royer, que me decía que tener ese perfil en la música era parecido a jugar en el casino, en el sentido de que tienes que remarla por tu cuenta, mientras que hay otros nombres que son muy promocionados por el mundo de las plataformas. ¿Dirías algo parecido de Rubio? Obviamente, en ese marco el Tiny Desk aparece como un hito.
“Claro, las bandas que firman con majors invierten demasiado en marketing. Por eso el mundo las conoce de un momento a otro, porque hay demasiada inversión en marketing. Todo es plata igual. Si querí ser la portada de Rolling Stone, igual tienes que tener los contactos. Y claro, las grandes disqueras sí tienen esos contactos. Entonces, para una persona indie es como dice ella, vas paso a paso, de a poquito. Lo que yo creo que es importante es que igual siempre vas creciendo y recibes un feedback. O sea, yo me dedico a la música porque sí siento feedback, amorcito por el proyecto, y que hay algo profundo en la gente con mi música, hay un sustento importante, y por eso creo que mi sello, que es un sello independiente, sí cree en mí, hay apoyo, y cada vez más. Rubio va creciendo en cuanto a audiencia y equipo también”.

Buenísimo. Ahora sí vuelvo a lo que conocemos del disco. Hablabas en tu cuenta de Instagram de que los singles irán saliendo muy conectados unos con otros. Aquí yo veo que el miedo es muy importante en los que ya salieron, ‘Voy creciendo’ y ‘Nuestra canción’, pero desde ángulos un poco distintos. ¿Es así?
“O sea, yo siempre hablo del miedo, pero en este disco a ese miedo lo estoy venciendo. En los otros discos es como que el miedo me está invadiendo, y acá lo estoy venciendo, como que se acabó. Incluso en acordes yo siento que llegó el color a Rubio, la luz, el día. Y claro, en esas dos canciones la idea es que ya no tengo miedo. En ‘Nuestra canción’ digo ‘saltar al vacío contigo se siente bien’, es como ‘tengo miedo, pero voy con todo’, y en ‘Voy creciendo’ también, es como ‘se siente gigante estar aquí’ y ‘a veces me come el miedo’, pero voy con todo, se acabó, sigo creciendo. En otras canciones del disco también, es como que ya el miedo no me va a ganar. Para mí Rubio es muy personal, me desahogo mucho en el proyecto en cuanto a mi vida, y en este disco hay harto de eso, de un nuevo empezar, de sanar un poco mi infancia, de ver el miedo de otra manera, como que ya soy amiga del miedo. Siento que incluso en la sonoridad hay como una luz”.

En ‘Voy creciendo’, que confieso que la he escuchado ya como mil veces, uno puede conectar muy bien con sus propios rollos y el momento de empezar a dejarlos atrás. ¿Me podrías contar qué es eso de lo que salías corriendo, o lo que se siente ‘gigante’, que mencionas en la canción?
“La vida yo creo, la vida misma. A esa canción le ha ido súper bien, porque yo creo que empatiza muy bien con la gente. Todos la pueden interpretar de distinta manera, desde una muerte, ansiedades, yo creo que todos estamos creciendo siempre, y claro, para mí, a finales del año pasado mi mamá casi se muere, tuve que salvarla, y estaba además terminando una relación, como que mi vida se destruyó y claro, tenía que hacer un disco y estaba como ‘aaaah’, y empiezo a hacerlo como muy en la cueva. Dejamos de tocar, porque el año pasado habíamos tocado mucho, y a principios de este año fue como ‘ya, voy a crear’, y fue como ‘voy a empezar de cero’, porque claro, la vida sube, baja, sube, a veces estás en el hoyo y piensas como ‘ya esto se acabó’, y luego piensas que no se ha acabado, y ‘vamos, vamos, vamos’, entonces este disco tiene harto de eso, de ver qué difícil es lo esencial. Hay una canción que me encanta, que se llama ‘Difícil lo sencillo’.

Me encantan las letras de este disco, porque Rubio es muy profundo y emocional, siempre ha sido así, pero ahora hay una positividad en las letras y en el nuevo disco boté todo, pero de una manera positiva, muy bonita. Yo siempre me hago mucho decreto, y dije que quería hacer un disco muy hermoso y muy profundo, y creo que es mi disco favorito de Rubio. Ya está casi listo, quedan dos canciones por mezclar y masterizar. Yo escucho Rubio antes de que salga al mundo, cuando ya sale dejo de escucharlo. Antes, es como obsesiva, todo el rato. Y me encanta. Creo que quedó muy honesto. Claro, hay una sonoridad muy distinta, más orgánica en instrumentación sobre todo, pero es Rubio igual, y aprecié mucho todo lo que me estaba pasando en esos instantes”.

Para no dejar pasar lo que me contaste, lo de tu mamá suena heavy, ¿estaban juntas con tu mamá cuando casi se muere?
“Yo me echo mucho kambó siempre, que es como el ayahuasca, pero es el veneno de una ranita, que te hace muy bien. Es como muy espiritual chamánico. Mi mamá también lo usa, porque también le ha hecho muy bien. Me vino a ver a México para Navidad, y nos fuimos a hacer kambó a una ceremonia, y la negligencia que tuvo esta persona que nos aplicó el kambó fue que le hizo tomar mucha mucha agua. El kambó se hace en ayunas y tienes que tomar agua, pero te tomas dos litros, tres litros máximo, para vomitar. Entonces mi mamá tomó diez o doce litros de agua en una hora, y, yo supe después, pero si uno hace eso se te va el sodio de la sangre, y si pasa eso puedes morirte o quedar en estado vegetal, porque el cerebro deja de tener sodio, se inflama y te da un coma. Eso se llama hiponatremia. Entonces empezó a pasar eso, estábamos en la casa, mi mamá tuvo convulsiones, no hablaba ni caminaba, tuvo daño cerebral, le hice respiración boca a boca y como a la quinta convulsión llamé a la ambulancia, la llevé inconsciente. Estuvo hospitalizada como diez días en coma, nadie sabía cómo iba a despertar. Así que estuvimos ahí, Año Nuevo en la clínica y todo. Y nada, se fue sanando de a poco y ahora está bien. El doctor me dijo ‘salvaste a tu mamá’, porque si la ambulancia se demoraba un poco más, tu mamá se muere, así que fue horrible todo ese periodo de fin y principios de año”.

Qué bueno que está bien tu mamá, y qué dura la experiencia. Me imagino el trauma de pasar por eso.
“Sí, yo quedé muy hastiada del mundo. No quería nada de redes sociales, me hice como un huevo. Era como ‘ya hay que hacer el disco’, y yo estaba como… Me costó, bueno fui a harta terapia y todo, porque igual intenso. Y a mi mamá al principio le costó mucho recuperarse, era como una niña chica. Estuvo meses recuperándose. Ahora está increíble, es como que volvió a nacer”.

Vi por ahí en redes algún video donde dices que no te convencía mucho el proyecto Rubio y que ahora sí, pero lo vi medio fuera de contexto. ¿Es así? 
“Yo creo que lo viste en una entrevista donde decía como ‘por fin ahora me siento contenta con lo que hago’. Lo sacaron de contexto y lo interpretaron como que fue por el Tiny Desk, y no era así tampoco. Fue un mal titular. A mí me ha costado, que lo veo mucho en terapia también, creer en mí o decir que esto está bueno. Creo que con este disco por primera vez siento como ‘oye, esto está bueno, si quieren pónganle play, me da lo mismo’. Antes era como ‘quiero escuchar Rubio’ y yo ‘noo, no lo pongas’, ¿cachái? Siempre me ha pasado una cosa así y me cansé un poco de eso. Ya no quiero que me pase eso. Dedico mi vida a Rubio y por qué me estaba pasando eso, por qué no estoy contenta con lo que hago. Entonces empecé a ver eso y tiene que ver mucho con tu infancia, creo que todos los traumas que uno tiene son un poco de la infancia, y hemos visto eso.

También partí una terapia que se llama bioreprogramación, con lo de mi mamá, porque entré muy en la depresión. Esta terapia es como una hipnosis en la que empiezas a resolver tus traumas de infancia, y estoy como sanando un poco a esa niña. Y en eso me pongo a hacer este disco, que es muy distinto. Siento que hay mucho simbolismo, yo creo mucho en la magia. Y justo todo sucede, el Tiny, lo de mi mamá, la terapia, y nace un disco muy luminoso y sensible, con mi voz muy adelante, entonces creo que todo es por algo y hay que confiar en los procesos de las cosas. Por eso te digo que siento que estoy volviendo a empezar. Hay muchas cosas que yo las tenía como no sanadas, y con este disco hay muchas cosas sanadas y me siento mucho más orgullosa de mí misma, me abrazo. Es como ‘oye, está bacán, Fran, te felicito’, y no me había pasado eso”.

Y ahí está tu segundo single, que es una buena expresión de lo que me estás contando. “Nuestra canción” es muy linda, muy romántica, y muy íntima también. ¿Qué te inspiró a llegar a esa profundidad y honestidad?
“Nunca había hecho una canción tan romántica, imagínate. Justo partí una nueva relación, con una chica de Colombia, que de hecho sale en la canción hablando. Es real esa nota de voz. Incluso con las relaciones amorosas hubo un despertar, una madurez. Terminé una relación larga justo a fin de año. Yo estaba casada. Entonces fue todo un remezón de crecimiento en mi vida, y de valorar cosas. Me salió esa canción y se la dediqué, se la hice a ella”.

También están muy lindos los videoclips de estas dos canciones. ¿Has explorado la actuación o te interesa hacerlo más en el futuro?
“Sí, a mí siempre me ha gustado actuar. Siento que Rubio es mi plataforma para actuar. Todos los videos antes de Rubio eran más conceptuales, más raros, nocturnos. Y este es un pie forzado que estoy haciendo, que para este disco todos los videos sean de día. Y muestren situaciones cotidianas. Yo quise mucho que ‘Voy creciendo’ fuera el primer single, porque parte la historia un poco así, y también estoy muy en el área de la dirección. Ahora viene el primer video dirigido por mí, con mi novia también, entonces estoy entrando un poco en la dirección. Antes siempre era más como en retroalimentación con las personas que los dirigían, pero ahora tengo muy claro todo, y le estoy poniendo mucha energía, porque quiero que me guste. Todos los videos también tienen situaciones mías de chica. ‘Voy creciendo’ es como viéndome a mí misma más niña, luego ‘Nuestra canción’ es tu primer amor, en un auto, que yo creo que todos tuvimos nuestros primeros amores en autos, no teníamos casa, vivíamos con nuestros padres, y ahora viene otra canción donde voy a hacer de escolar, y luego viene otra en que soy yo a mis trece años. Todo viene un poco de mi infancia y adolescencia. Los videos y las canciones tienen que ver con eso”.

Bueno, muchas gracias por la entrevista, Fran. Para concluir, ¿qué podemos esperar para las próximas semanas, en cuanto a singles o a la salida del disco? 
“Ahora viene una canción más electrónica pero orgánica también, y es con un feat que es con una chica de Nueva York, que se llama South Cathedral, y ella canta también. El que viene después como single es el más rarito, pero súper luminoso también. Así que hay de todo. Son diez canciones. Hay una canción que sale con el disco que es como más setentas. El disco es bien setentero”.

Y vi que tienes varios conciertos confirmados también. 
“Sí, voy a Guatemala, varios festivales en México, luego Chile, en el MFest y en Lollapalooza. Y el próximo año hay fechas en Estados Unidos y se supone que sale el disco, así que empezaremos a tocarlo. Viene nuevo concepto, entró el rosado a Rubio, yo nunca he usado el rosado. Está todo muy pensado, también es el primer disco que hago con tiempo. Llegaron otras paletas de colores. Me gusta”.

Leave a Reply