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Las directoras Malu Furche y Stefania Malacchini nos cuentan los detalles de esta cinta realizada con stop-motion donde se aborda la crisis climática, la vejez femenina y un amor imposible. El filme, que tendrá su estreno en el Festival Chilemonos, debutará internacionalmente en el famoso certamen neoyorquino, calificador para los próximos Oscar.

La experiencia de ver el corto animado en stop-motion Petra y el sol (2025) es una de esas que hacen que uno se olvide de que lo que está viendo son muñecos, espacios y paisajes creados a mano, que es solo una réplica de nuestro mundo en miniatura, y que no tendría movimiento ni sonido si no fuera por la magia, o la técnica, del cine. La película, que trata sobre una mujer mayor, Petra, que se encuentra el cadáver de un montañista y debe decidir qué hacer con él, será presentada por primera vez al público este 27 de mayo en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), como parte de la competencia de cortos latinoamericanos en el Festival Chilemonos, y tendrá su estreno internacional en el Festival de Tribeca, en Nueva York, ya que fue seleccionada por Whoopi Goldberg para la competencia de cortos animados del certamen, calificador para los Oscar. En esta entrevista, sus creadoras Malu Furche y Stefania Malacchini nos cuentan las motivaciones detrás de la cinta, cómo fue el proceso de crear el mundo de Petra, cuál es el presente de la animación en Chile y cómo recibieron su nominación al certamen neoyorquino.

Primero que todo, muchas felicidades por haber sido seleccionadas para Tribeca. ¿Cómo recibieron esta noticia?
M (Malu): “Bien, es muy emocionante. Cuando uno hace un proyecto así siempre espera que llegue a la mayor cantidad de gente posible. Pensar que la van a dar en un festival que es súper bacán es siempre emocionante y también un reconocimiento para nuestro equipo. Esta es una película cortita pero donde trabajó mucha gente durante mucho tiempo”.

Veía en el Instagram de la peli, @petrayelsol, que están en el proyecto por lo menos desde el 2021.
S (Stefania): “De hecho, con Malu empezamos a trabajar el guion en el 2019, un poquito antes del estallido social. En la pandemia fue el periodo de escritura y ya después vino la producción y todo eso. Cuando surgió la idea Malu vivía en Nueva York, así que el hecho de que el estreno internacional sea allá tiene algo como raro, bonito. El proceso ha sido largo, trabajoso, como todo lo del cine en Chile, como de esfuerzo, de ponerle mucho cariño, de intentar hacer lo máximo con lo menos, entonces llegar a instancias internacionales y codearse con gente que tiene acceso a otro tipo de presupuestos es súper gratificante para nosotros y para los esfuerzos del equipo entero. En verdad, se puede. Y bacán que estén haciendo buenas lecturas desde otros ojos de la historia”.

¿Cómo surgió la idea del corto? ¿De dónde nace Petra?
M: “Yo estaba haciendo el máster de Escritura Creativa de la New York University y había un ramo de dramaturgia donde teníamos que escribir una obra corta. Empecé a buscar inspiración y ahí apareció esta idea de una mujer que vivía en la montaña y empezaba a encontrar cuerpos. Esto, a propósito de las noticias del deshielo, que cada vez se han vuelto más frecuentes, en las que vemos que por las altas temperaturas han aparecido cuerpos, objetos y animales debajo de la nieve y que se han conservado muy bien, desde épocas muy antiguas. Luego pensé que esa idea no era tan buena para teatro, sino más bien para algo más material, y ahí se lo comenté a Stefania. Nosotras ya habíamos trabajado juntas en la serie Zander, por lo que el stop-motion no nos era ajeno, y ahí empezó un intercambio y esa idea inicial se transformó en otra cosa”.

El tema del cambio climático también es muy preponderante en tu libro de cuentos Islas de calor, Malu. En este caso está presente a través del calor y los deshielos. ¿Coincidieron en el tiempo estos proyectos?

M: “Cuando empezamos a trabajar en la película yo todavía no publicaba el libro, entonces hubo algunos momentos paralelos, pero el libro ya lo tenía relativamente cerrado en términos de ideas y estructura. Entonces, estos son procesos súper largos, y la escritura, aunque sea un proceso más solitario, entre comillas, también es de mucho tiempo, porque uno no solo se dedica a escribir o hacer películas, entonces como todos los proyectos se demoran, muchas veces se cruzan, pero cada uno sigue su camino”.

¿Por qué decidieron que Petra fuera una mujer de la tercera edad? ¿Siempre la imaginaron así?
S: “Sí, siempre fue una anciana. De hecho, con el tiempo solo ganó edad, solo la hicimos más vieja. La pensamos así porque creemos que hacen falta más mujeres protagónicas viejas, representaciones de la vejez desde un lugar en el que no sepas tanto si es juzgable o no lo que hace, que sea alguien que no necesita ayuda necesariamente, que está ok con la soledad, pero que también tiene la sensibilidad y una mirada desde algo más blando, compasivo, a esta nueva presencia en el hogar (el cadáver). Si bien es una persona autosuficiente y un poco endurecida por la soledad, no es impermeable al cariño y a la compañía, y por todo eso nos parecía muy bacán que fuese una anciana, una mujer que ya vivió una vida, que ya ha sabido de amor y desamor, ya ha sabido de muertes”.

Sobre el punto de la soledad, es verdad que parece estar bien, aunque luego también acepta la sugerencia que le hace su perro de llevarse con ellos al cadáver.
M: “Siempre imaginamos a Petra como una mujer que no le debe nada a nadie, que está sola, pero no está conflictuada por eso. Podría morir sola. Es una mujer que es ruda, que está endurecida, y en esa soledad tampoco está tan sola, se tiene a sí misma, a su perro, a la radio, y tiene conexiones paulatinas con el mundo exterior. En ese sentido, no queríamos hacer una imagen de una mujer sufriente, que busca a alguien para pasar sus últimos días porque está vieja. No, se le aparece algo que medio lo encuentra en el camino, tiene la insistencia del perro y se abre a la posibilidad de explorar algo distinto, que también es bonito, porque una cosa es estar sola y estar tranquila, y otra es estar cerrada en lo que uno es. En ese sentido, parte de lo que nos interesaba retratar es la posibilidad de que las cosas cambian, da lo mismo si tienes 10, 15 u 80 años, la vida se puede transformar en cualquier momento si es que estás dispuesta a abrazar esa opción. Petra hace un poco eso con ese cuerpo del camino”.

S: “Además de verla muy tranquila y no lastimera, Petra tiene goce. No es una persona que mostramos desde el principio gozando, pero la vemos haciendo sus figuras de madera, está ok con el entorno en el que habita, no le molesta el frío, no rabea, corta su propia leña… Siento que es una señora que ha vivido y que supo encontrar sus placeres: lee, come lo que quiere, no le debe nada a nadie, no necesita tampoco mucho de nada, ha tenido esa libertad también, y desde esa libertad toma las decisiones que toma y vive tranquilamente”.

Otra de las características que llaman la atención es la ausencia de diálogo, que solo es interrumpida por lo que dice el locutor de la radio que escucha Petra en su casa. ¿Por qué privilegiaron el silencio?
M: “Sí, siempre quisimos que fuera así. Por un lado, nos venía bien porque en stop-motion el lipsync (sincronización de labios) es todo un tema, así que fue bueno en términos de producción y técnicos. Y también lo pensamos así desde el principio justamente por la soledad, y porque el muerto baila pero no habla, y por los sonidos del perro. Queríamos resaltar la importancia del silencio, y que lo que sonara fuera sobre todo el paisaje, y ahí el trabajo que hicimos junto a la gente de Sonamos (postproducción de sonido), que fue súper importante porque en el stop-motion no solo tienes que hacer lo visual desde cero, sino también sonorizar todo después, y esa construcción es la mitad de la película. Es muy rico lo que se puede construir desde ahí”.

¿Qué tanto les ayudó su experiencia trabajando en Zander para la producción de Petra y el sol? ¿Es muy difícil hacer una película como esta en Chile?
M: “Fue un desafío gigante, pero sin Zander hubiera sido aún más grande. Creo que Zander nos ayudó a tener ciertas nociones de lo colectivo que es el trabajo en este mundo. En general, el cine es súper colectivo, y en particular si trabajas con stop-motion necesitas gente súper específica, artesanos, mucha gente que trabaja en la animación para hacer estas pequeñas cositas, que es experta en manos, o en los ojos de los puppets, por ejemplo. También, a la hora de la escritura del guion, como comentábamos, no queríamos diálogos, pero también qué bueno que no queríamos, porque eso nos salía mucho y esos eran desafíos que ya habíamos entendido”.

S: “También hay un montón en cuanto a relaciones humanas. En Zander conocimos a mucha gente del mundo de la animación local, que se va enriqueciendo cada año, pero sigue siendo un mundo pequeño dentro de la industria audiovisual, y ni hablar internacionalmente. La gente que trabaja en Chile en animación, y en stop-motion en particular, se cachan mucho entre todos, y eso es súper importante de manejar, entender que somos un grupo pequeño, que hay que ayudarse, pasarse información, estar disponibles. Y en la misma línea, el tener una metodología de trabajo muy probada con Malu, a partir de Zander y otros proyectos, también ayuda un montón a que las cosas sigan un flujo rápido, eficiente. Todo eso sirvió para que la máquina siguiera”.

¿Se puede decir que hay un círculo en torno al stop-motion en el país?
M: “Sí, hay un círculo, están todos conectados entre ellos, y muy organizados, y tienen organizaciones; está Animachi (Asociación Chilena de Profesionales y Productoras de Animación), está el Festival Chilemonos. También la animación en Chile y el stop-motion están bien posicionados a nivel internacional. Hay gente que está trabajando hace mucho tiempo en esto, que es muy talentosa y que está abriendo camino, y todavía hay mucho por hacer”.

S: “Tú vas a los festivales, dices que vienes de Chile, y como que hay algo, se le reconoce como un lugar del que al menos salen sorpresas. También ha sido una técnica que ha llevado a Chile a estar en el repertorio internacional de los premios, con Bestia o Historia de un oso, esas cosas son súper tiradoras para arriba para la industria en general, más allá de lo fancy o no que pueda ser, son cosas que ponen a Chile en un radar donde efectivamente hay reconocimiento y atraen muchas miradas, mucho más de lo que uno cree. Nosotros nos percibimos a veces como tan pequeños y tan aislados geográficamente, pero a través de estas obras te conocen, conocen gente que trabaja acá… Y también desde las universidades se han hecho muchos esfuerzos para que la gente que trabaja en la animación tenga más espacio, están potenciando mucho más las carreras técnicas, también los diplomados”.

Uno de los aspectos del filme donde se puede apreciar todo el trabajo que hay detrás es en los paisajes que construyeron para la peli, este bosque que se va transformando según la estación. ¿Cómo definieron dónde se iba a desarrollar la historia?
S: “Siempre quisimos que fuera un lugar aislado, pensando en el tema de la soledad, y también extrapolando lo que decíamos de Chile, de ser pequeños y aislados. Eso se ve mucho más en estos lugares recónditos, donde hay una pequeña aldea o pequeño pueblo, como la idea de que Petra fuese al pueblo más cercano a comprar un par de enlatados. Ese tipo de cosas nos interesaba mucho por el carácter de Petra y por la historia. Y el tema de la radio es muy central para nosotras, porque esta figura del personaje radial local que conoce a todos los vecinos, que les habla por su nombre, que la gente se acompaña por esa música, con gustos musicales que están lejos de ser los del mainstream, le dan otro feeling a la escena, es como que Petra estuviese acompañada también de eso y el que pida también una canción, que es cuando finalmente hace un contacto con el exterior, tiene que ver con eso, con esa relación súper cotidiana y cercana de la radio local”.

Es muy lindo el trabajo con los colores y la iluminación de este lugar aislado donde vive Petra. 
M: “Hay un gran trabajo de la dirección de fotografía y también un trabajo previo de nosotras de buscar hartos referentes en la carpeta de arte. Stefania ahí también hizo una muy buena bajada de imágenes de paisajes que nos ayudaron a ilustrar estos momentos del guion, y también el trabajo de postproducción y de nuestro colorista que es Niles Atallah, de la productora Diluvio, que ayudó a potenciar y que aparecieran cosas nuevas en la peli”.

S: “Siempre pensamos en los exteriores como un personaje adicional, que iba también cambiando, y eso lo construimos súper harto con el sonido, pero también a partir de los colores, de fotografía, del equipo de arte (dirigido por Antonia Piña), cómo fueron maquillando ese set. El plan de rodaje también tuvo mucho que ver con la evolución del paisaje, como para ir añadiendo cosas, la nieve, qué sé yo, entonces fuimos de atrás para adelante”.

*A partir de aquí, las respuestas incluyen spoilers*

S: “Hubo hartos desafíos en la concepción de la producción, porque para la historia era súper importante ver a los personajes en un cambio desde lo visual, pero también en lo emocional. Así como el paisaje va cambiando y se va tornando mucho más frondoso y luminoso y rico en sonidos, y está cada vez más vivo, Petra tiene ese mismo arco, desde una señora más bruta o dura, va dejando aflorar su propia sensibilidad y su cuidado y atención, y al cadáver le pasa un poco lo inverso, porque va hacia la vida, pero que en su caso es más putrefacción y más muerte; cambian los colores de su rostro, hay unos crujidos medio extraños de su cuerpo, todo tiene que ver con ir desde lo menos vivo a lo más vivo, que en el caso de cadáver es estar menos congelado y ser más materia viva”.

Para ir terminando, les quería preguntar sobre la escena final, que se ve muy muy bien. El momento del baile entre Petra y el cadáver, con las luces de los autos de la policía que generan un ambiente colorido, y el movimiento de los personajes, que se mueven junto a la cámara. ¿Nos pueden contar sobre el proceso de grabación de esta escena?
S: “Fue todo un desafío técnico y artesanal, y ahí le damos todos los créditos a Kike Ortega (director de animación), quien además de ser un gran animador es un gran hacedor de artefactos y creó un sistema que nos permitió girar junto a los dos puppets y que ellos pudieran girar sobre su eje, teniendo obviamente un espacio muy reducido, ya que no hay brazos especiales para hacer estos movimientos. En ese sentido, retomamos la idea de que esta es una producción pequeña, sin grandes equipos, donde hay que tener mucho ingenio. Y la idea era esa, que fuese un clímax de la relación entre Petra y el cadáver, pero también de la fantasía del relato, que en el fondo se mueven estos dos cuerpos al interior de la cabaña y da lo mismo la gravedad, está ocurriendo otra cosa ahí. Fue una de las escenas que más tuvimos que coreografiar, probar, editar también en el montaje, y además era una escena que nos importaba mucho que quedara emotiva, bonita. Y Paula Ramírez (directora de fotografía) hizo un gran trabajo con la iluminación también para lograr el efecto de la cercanía paulatina de la policía, esa tensión que también en esa escena se transforma en otra cosa, no es solo tensión, es una cosa mucho más romántica”.

M: “A nosotras también nos interesaba cómo se iba a ver el baile, la estética de ese momento, y con los colores que dieran las sirenas de la policía, que se volviera un poco fucsia, y fue una de las primeras cosas que grabamos. Nos demoramos semanas en sacar ese plano, y también la música de Lio Fumacarne fue súper importante para el modo y el momento que queríamos lograr, que fuera algo envolvente, que fuera creciendo y fuera emocionante, pero también romántico. Creo que es un gran ejemplo de cómo influyeron los distintos talentos del mismo equipo en un solo momento”.

¿Se les ha pasado por la cabeza hacer de este corto un largometraje?
S: “Siempre lo pensamos como esto, sin un spinoff. Quedamos súper contentas con lo que estamos diciendo en el cortometraje”.
 
Bueno, les agradezco mucho por su tiempo y les deseo mucha suerte en los festivales que vienen. Para cerrar, ¿tienen algún temor de que se les critique por hacer una película que aborda la necrofilia?
M: “Antes sí lo teníamos, como, ‘ooh, se puede leer así’, pero ahora que la película ha sido vista por más gente, al menos la mayoría ha entendido que es sobre la soledad de una mujer, pero también con humor negro, que no se toma tan en serio y tiene unos tintes medio fantásticos. Creemos que mientras la película se lea en sus géneros, o en sus líneas, la necrofilia va a quedar atrás”.

S: “Pero estamos conscientes de que es una opción, que puede haber lecturas en esa línea.

M: “Bueno, qué tanto. A cada uno le gusta lo que le gusta”.

Igual el muerto es guapo, tiene su encanto.

S: “Sí po, no estaba mal Petra”.

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