El tema de la violencia en México parece de nunca acabar. Los más de 20 mil homicidios ocurridos solo en lo que va de este año son una muestra de que el conflicto que involucra a los carteles, el Estado y la política sigue en pie. Así lo hemos visto, también, a nivel de representación, ya que la violencia ha estado recurrentemente presente en novelas, series, películas y documentales, como el recién estrenado Estado de silencio (Santiago Maza). Sujo, dirigida por Astrid Rondero y Fernanda Valadez, es la cinta más reciente que aborda este tema, y lo hace desde una perspectiva poco explorada: la del hijo de un sicario, a quien en la película vemos en su infancia y juventud.
El filme, elegido como el abanderado mexicano en la carrera por los Oscar y los Goya, se presentó en el último AFI Fest, en Los Ángeles, con la presencia de Valadez, quien explicó el origen de la cinta: “Cuando nos preparábamos para filmar nuestra película previa, Sin señas particulares (2020, dirigida por Valadez pero coescrita y coproducida por ella y Rondero), pienso que estábamos en shock por la violencia en México, porque nos convertimos en adultas justo cuando comenzó a aumentar ese fenómeno. Entonces esa película es sobre eso. Y cuando estábamos escogiendo a los actores encontramos a muchos niños, de 13 o 14 años y adolescentes, que habían pasado por la experiencia de la migración, o habían regresado desde EE.UU., o que habían sido desplazados. Otros estaban empezando a trabajar, en alguna capacidad, para los carteles locales. Entonces supimos que teníamos que contar una historia sobre la herencia de estos niños que nacieron en el ciclo de la violencia. Así es como nació Sujo. Nuestro miedo era ser ingenuas, pero también queríamos ser muy claras”.
Una trama realista y mística
La cineasta profundizó comentando que “la pregunta principal es esa: ¿existe la posibilidad de cambiar para esa generación, especialmente niños que son vulnerables a ser reclutados por carteles?”. La película es un fiel reflejo de esa interrogante, expresada en el desarrollo de la vida del protagonista. La trama, comienza con Sujo (interpretado por Kevin Aguilar en la versión niño y Juan Jesús Varela en la de mayor edad) perdiendo a su padre, quien es asesinado, en un hecho que lo deja muy expuesto a las garras del crimen organizado. Ante esta situación, su tía Nemesia (Yadira Pérez), de presencia mística y conectada con la naturaleza, se lo lleva a su casa, alejada del pueblo donde se mueven las bandas delictuales. Tras permanecer alejado del mundo del crimen, y motivado por los dos amigos que nunca dejan de ir a visitarlo, Jai y Jeremy, Sujo volverá al pueblo a buscar su camino y eventualmente saldrá de la zona rural de Guanajuato para probar suerte en Ciudad de México, siempre perseguido por la sombra marcada por su padre.
El filme, premiado como Mejor Largometraje Mexicano, Mejor Dirección y Mejor Guion en el último Festival de Cine de Morelia, propone dos horas intensas para el espectador, pero no es la típica película que toca el narcotráfico. Las directoras no dejan espacio al morbo y se concentran en el protagonista, pasando por temas como el desarrollo espiritual, la educación, el acceso a las oportunidades y las etapas de crecimiento del hombre, entre otros. Hay suspenso, drama, toques sutiles de comedia y escenas que transmiten el horror, donde las relaciones –entre Sujo y Nemesia; Sujo y sus amigos; Nemesia y su pareja, Rosalía (Karla Garrido); y Sujo y la profesora Susan (Sandra Lorenzano)– son el punto más fuerte de la historia. Otro aspecto relevante para el tono que transmite la cinta es la conexión con lo natural y lo desconocido, que se manifiesta sobre todo en Nemesia y que permea toda la experiencia de la cinta.
Con respecto a esto último, Valadez señaló: “Sobre el misticismo, esto es algo que vive en nuestra cultura. Y más en este lugar en específico, la montaña donde grabamos (en Guanajuato), que es sagrada para la comunidad, así que quisimos expresar eso y darle a este personaje el sentimiento de que hay más en la vida que violencia. Al mismo tiempo, la naturaleza y la complejidad del universo están ahí, un poco separados de nuestras batallas del día a día”.
Más declaraciones sobre Sujo
Lo que Fernanda Valadez dijo sobre el rol de cada directora:
“Sujo fue una idea original de Astrid, así que yo diría que ella es la directora principal, aunque ella no lo considera así. La intuición vino de ella. Los actores eran principalmente responsabilidad de ella, yo participaba quizás desde la tercera o cuarta toma, y estábamos constantemente discutiendo. A veces, cuando había dos actores en la escena, cada una de nosotras dirigía a uno de ellos, lo que fue muy divertido. Yo estaba un poco más del lado de la cámara”.
Acerca de centrarse en una identidad masculina:
“Cuando éramos más jóvenes, ambas nos prometimos a nosotras contar historias sobre personajes femeninos, pero la historia de Sujo llegó a nuestras vidas, entonces necesitábamos hablar de masculinidad y sobre un chico a través de los ojos de una mujer. Pusimos mucho esfuerzo en el personaje de Nemesia, la tía de Sujo. Con eso queríamos no solo centrarnos en la educación como un logro intelectual, sino también como la construcción de la personalidad, y contar eso desde los hijos de un niño, que es el motivo por el cual incluimos estos elementos mágicos, o místicos, que nos ayudó a mostrar lo que un niño siente sobre la muerte y otras cosas que son difíciles e inevitables en la vida, como el infinito y el que todo tenga un final. Nemesia era eso para nosotros, la construcción de una sensibilidad masculina distinta, que lo hace ser un hombre diferente”.
Sobre la relación entre Nemesia y Rosalía:
“Muy temprano en el guion Astrid ya tenía estos dos personajes, y siendo nosotras lesbianas, era natural que hubiera una relación lésbica en la película. No queríamos eso en primer plano, porque queríamos contar toda la película, en sus distintas etapas, desde su perspectiva emocional, entonces la relación entre ellas está ahí como algo que es parte de la vida, pero que no es nombrado. Solo está ahí, para ellas y los chicos. No nos dimos cuenta de que esto está de forma tan sutil que en algunos países donde la homosexualidad está prohibida la película sí se ha mostrado y estamos muy felices por ello”.
Acerca de filmar en Guanajuato y Ciudad de México:
“Para nosotros, el recurso más valioso para la producción es el tiempo, así que pasamos mucho tiempo escogiendo las locaciones y dedicamos todo el tiempo que necesitamos a encontrar la luz adecuada. Fuimos a locaciones que conocemos desde hace mucho tiempo, yo nací ahí, en Guanajuato, y allí fue más sobre crear una relación con las comunidades. En la Ciudad de México, que Astrid conoce muy bien, fue un proceso paralelo de ir a esos lugares que conoce, y también de desarrollar una relación con las comunidades, como el mercado, Central de Abastos, que alimenta buena parte de los alrededores de Ciudad de México, lo que significó conocer a la gente, a los trabajadores, y observar para que pudiéramos filmar sin disrupciones. En cuando a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ambas somos graduadas allí, y nos tomó un tiempo obtener ese permiso. Esa universidad, para los mexicanos es muy simbólica, porque luchamos por muchas generaciones para mantener esa universidad gratuita, entonces, es la mayor vía que permite a personas de distinta procedencia acceder a la educación superior”.
Sobre el papel dela profesora (¡con spoilers!):
“Astrid y yo hemos sido profesoras por un buen tiempo, pero esa parte, para ambas, fue la más desafiante, porque discutimos sobre el guion con algunos colegas y algunos de ellos nos dijeron que debíamos terminar la historia cuando Sujo deja su pueblo. Pienso que como en México nos sentimos tan sobrepasados por la violencia y esta realidad muy complicada, estos colegas pensaron que el que este chico intentara acceder a la educación superior era como ciencia ficción. Pero para nosotras esta era la parte más significativa, ya que estábamos intentando pensar en las condiciones específicas que llevan a un chico a dejar atrás la violencia. Encontrar al actor correcto para este papel era clave, y conocimos a Sandra Lorenzano, escritora y profesora, la conocimos de casualidad, y cuando estábamos hablando con ella y escuchando su historia nos dimos cuenta de que ella era ideal para este rol, si lo quería. Su propia historia de inmigrar desde la dictadura en Argentina a México muy pequeña nos ayudó a darle forma a esa parte del filme”.
Crédito de la imagen: Ximena Amann / Sundance Institute