Donnie Darko screening

«Donnie Darko»: Un viaje en el tiempo para ver una y otra vez

Recuerdo que cuando vi por primera vez Donnie Darko (2001), el debut en el cine de Richard Kelly, aluciné. Qué quiere decir la película. Quién es este director. ¿Hay más fans por ahí? Preguntas como estas eran comunes en mi historial de Google y comenzó la ansiosa espera por la siguiente cinta de Kelly: ¿de qué se va a tratar? ¿cuándo va a salir? Cuando finalmente Southland Tales (2006) estuvo en el Blockbuster no demoré nada en ir por ella, verla y luego sufrir por la respuesta de la crítica, implacable. A partir de allí le perdí la pista al cineasta, pero no a Donnie Darko, instalada entre mis pelis favoritas y un eterno buen panorama. Esta relación de amor cinematográfico tuvo un nuevo capítulo, el mejor, el viernes pasado, cuando el Academy Museum no solo presentó la cinta en pantalla grande, sino que además invitó a Kelly a hablar sobre ella, más de dos décadas después de su estreno.

El cóctel perfecto

El filme, que transcurre en 1988, se centra en Donnie Darko (Jake Gyllenhaal), un inteligente y rebelde estudiante de secundaria que vive junto a sus padres y sus hermanas, y que sufre de constantes alucinaciones. En estas, que ocurren con mayor frecuencia por las noches, un desconocido cubierto por un tenebroso disfraz de conejo lo induce a desplazarse a distintos lugares y a cometer actos violentos, instrucciones a las que Donnie no tiene la capacidad de resistirse. Recién comenzada la cinta vemos uno de los efectos de estas indicaciones: dado que Donnie sale de su casa en medio de la noche, se salva de ser aplastado por una turbina de avión que cae misteriosamente sobre su habitación. A partir de allí, la trama toca diversos temas, como las sensaciones de soledad e incomprensión, el bullying, el amor adolescente, la rigidez de la educación escolar y el doble estándar de la autoayuda. Eso, por una parte, ya que también hay otra dimensión del filme, que se cruza con las alucinaciones: la ciencia ficción. A raíz de una de las revelaciones del hombre disfrazado de conejo –que se viene el fin del mundo, ni más ni menos–, Donnie comienza a averiguar sobre la posibilidad de viajar en el tiempo, un camino en el que logra algunos hallazgos.  

Esa sería, por decirlo así, la cáscara de la película. Porque cada uno de los elementos mencionados tiene una profundidad alcanzada a través de los diálogos, las actuaciones y la música. No me parece arriesgado definir el guion, escrito por el propio Richard Kelly, como brillante. Esto, porque la cinta plantea un curioso y complejo equilibrio entre comedia, horror, drama y ciencia ficción, que aguanta desde conversaciones sobre Los Pitufos hasta divagaciones sobre el sentido de la vida. Estos giros no son sutiles, como tampoco lo son algunas las actuaciones, y esa decisión le da identidad al filme. Los personajes de Maggie Gyllenhaal (Elizabeth Darko, la hermana mayor de Donnie), Drew Barrymore (la profesora Karen Pomeroy), Beth Grant (la profesora Kitty Farmer), Seth Rogen (el bully Ricky Danforth) y, por supuesto, Jake Gyllenhaal, son, a su modo, algunos de los más expresivos, mientras que Jenna Malone (la novia de Donnie, Gretchen Ross) y Mary McDonnell (Rose Darko, la madre del protagonista), por ejemplo, mantienen un tono más medio. La música, finalmente, es clave, no solo para situar el filme a fines de los 80, sino también porque hay memorables secuencias, casi videoclips, capaces de darnos mucha información –y mucha emoción– en muy pocos segundos: aquí destacan las secuencias musicalizadas con “Head Over Heels”, de Tears For Fears, y con “Mad World”, de Gary Jules y Michael Andrews.

Evitando hacer spoilers, el fandom de la cinta se explica un poco por todo lo ya señalado, esa improbable combinación de humor, oscuridad y misterio; la prescindencia de lo sutil; la banda sonora y las referencias ochenteras; el personaje de Donnie, un buen representante de un joven intelectualmente inquieto y atribulado en sus pensamientos; y, claro, el famoso conejo dark, que le da una iconografía reconocible al fenómeno Donnie Darko: de hecho, entre quienes llegaron al Museo de la Academia a escuchar a Kelly y ver la cinta, hubo más de alguno con un par de orejas de conejo de tono oscuro sobre su cabezas. Para completar el cuadro, entre los miembros de la audiencia estuvo el actor James Duval, quien interpreta a Frank en la cinta y se llevó el mayor aplauso de la noche después del propio director.

La ciencia ficción es la clave

Aunque el plato fuerte de la noche fue disfutar del filme en la enorme pantalla del Academy Museum, también fue genial escuchar lo que su director tenía que decir. Richard Kelly es un nombre que genera sentimientos encontrados en el mundo del cine. Su irrupción con Donnie Darko fue tan espectacular como lo fue su caída posterior, que se inició con el estrepitoso fracaso comercial de Southland Tales (de lo poco que recuerdo, sí tiene un par escenas memorables), y continuó con The Box (2009), la cinta protagonizada por Cameron Diaz que tampoco pasó la prueba en la venta de tickets. El cineasta ha estado involucrado en más proyectos que no vieron la luz, y señaló que actualmente está trabajando en muchas ideas a la vez. Mientras lo esperamos, sigue siendo interesantísimo escucharlo sobre su One Hit Wonder, ¡que ojalá deje de serlo!

Kelly reveló que dos shows que tuvieron influencia en Donnie Darko son Twin Peaks y La dimensión desconocida, cuya huella es fácil de percibir tanto en el tono como en la temática del filme. Lo que lo inspiró directamente a escribir el guion, que le tomó solo un mes cuando recién se había graduado, fue un accidente de avión ocurrido en el estado de Virginia, en EE.UU., donde el director creció: de allí sacó la idea de la misteriosa turbina que abre y cierra la cinta. Justamente el tema de la turbina fue uno de los motivos que complicaron el estreno en cines del filme, ya que este estaba pactado para poco después del 11-S. Finalmente se presentó en pantalla grande en la fecha señalada, donde si bien no atrajo al público, sí consiguió buenas críticas que con el tiempo se multiplicarían. Kelly sorprendió al señalar que Christopher Nolan y Emma Thomas fueron dos de los productores clave en que la película se realizara.

En cuanto al éxito de la cinta pese al paso del tiempo, el cineasta señaló: “Hay mucha cultura pop en la película, mucha música de los 80… pero para mí tiene que ver con la ciencia ficción. Hay mucha complejidad relacionada a la ciencia ficción, ese intrincado rabbit hole en el que puedes caer. Aguanta verla varias veces, y creo que la gente sigue siendo atraída por el misterio de la ciencia ficción en ella. Hay cosas que sigo redescubriendo en el filme (…) Disfruto el misterio y el intentar seguir explorándolo, y estoy agradecido de que mucha gente quiera hacer lo mismo”, dijo Kelly ante los aplausos del público.

Por último, sobre el acertadísimo soundtrack de la cinta, Kelly dijo: “Soy muy afortunado de tener a Tears For Fears, Joy Division, Duran Duran… En el año 2000, la licencia de la música de estas bandas no estaba siendo muy solicitada por la industria del cine. Unos pocos años después eso cambiaría radicalmente, pero tuvimos la suerte de habernos adelantado a ese boom y de haber conseguido esas canciones, algunas que estaban incluso en el guion, hasta con coreografía”. Si todavía no han visto Donnie Darko (¡es hora!), o si se la quieren repetir, pueden encontrarla en Prime Video, en Latinoamérica, y en Tubi, entre otros, en Estados Unidos.

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