“Diría que esta película es la que más me recuerda a ella”, explicó Gray Horan, sobrina nieta de Greta Garbo, sobre la leyenda del cine clásico en el que era el comienzo de un ciclo dedicado a la actriz en los cines “Babylon” de Berlín con la reposición de uno de sus trabajos más famosos, y seguramente uno de sus mejores papeles, Ninotchka.
Una cita con el cine clásico que no solo sirvió para revivir una gran comedia de la década de los 30, sino que también para conocer más de cerca a una Greta Garbo que es un mito de ese primer Hollywood, que supo sobrevivir e incluso superar el con creces el éxito del mudo al sonoro, y que dejó de hacer películas con apenas 36 años. Una precoz carrera que le acompañaría de por vida a pesar de su hermetismo y cuya figura pudimos descubrir algo más de la mano de una familiar cercana.
Ninotchka, brillante sátira sobre el comunismo y Garbo ríe
En una Europa de tiempos convulsos, la de hace un siglo, se estrenó una comedia brillante, una sátira sobre el comunismo firmada de la mano del alemán Ernst Lubitsch, quien pocos años más tarde también nos dejaría una magnífica crítica humorística del nazismo con ‘Ser o no ser’ (1942). Pero antes, como decíamos, en 1939 llegó Ninotchka, cuya sinopsis gira entorno al intento de venta en París por unos comisarios soviéticos de unas joyas expropiadas a una marquesa, quien precisamente habita en la capital francesa.
De ahí se deriva una inteligente comedia, con el conocido toque Lubitsch, con el que se hacía burlar la censura de la época a través del doble sentido y otras herramientas de la comedia, que hicieron escuela con otros directos como Billy Wilder. Una de esas que estaría en las listas de “películas que hay que ver antes de morir”, por su brillante guion, sus personajes y un trasfondo social y político que toca de la mejor manera, y hace vivir al espectador entre un momento agradable y una invitación a la reflexión.
Y una de las que brilla es Greta Garbo, protagonista, y que era amiga del alemán, que parecía haber hecho un personaje a la medida de la actriz sueca. “Diría que esta película es la que más me recuerda a ella, el personaje que interpreta. Ella era muy divertida, muy ingeniosa, muy rápida en el doble sentido, cosas por el estilo. Era muy similar, la conocían cuando escribían el guion y lo hicieron para ella”, desveló la sobrina nieta de la Garbo, Gray Horan, que confirmó que conocer a Charles Chaplin y el propio Ernst Lubitsch fue lo que más admiraba de sus años en Hollywood, de hecho, los llamaba “genios”.
Divertida no era precisamente la imagen que en Hollywood y que el público tenía de Greta Garbo, a la que se vendía como una actriz sofisticada, seria, e incluso ese cambio se usó para la promoción de la película con “Garbo laughs” (Garbo ríe). Y funcionó, y seguramente estemos ante uno de sus mejores papeles, se le ve cómoda y la química con su pareja en pantalla, Melvyn Douglas, es palpable, así como con el resto del reparto. Se salió de su zona de confort, y poco le quedaba para formar parte de un mundo que se alejaba de lo que ella podía ofrecer, y en 1941 estrenó su último trabajo.
Detrás del mito de Greta Garbo: “Demostró lo que es ser una mujer moderna”
El poder estar cerca de alguien que conoció al mito Greta Garbo en persona, un familiar cercano como es su sobrina nieta, hija de la que fue heredera universal de la fortuna de la actriz, no es algo que suceda todos los días. De hecho, como hemos comentado, la sueca se retiró en 1941 con apenas 36 años, pero no fue una decisión trágica, y como comenta Gray Horan, fue consecuencia y lo aceptó.
“No fue tan dramático, el sistema cambió tras la Segunda Guerra Mundial, la nueva audiencia, y ella hacía otras cosas”. Una a la que más tiempo dedicó fue el coleccionismo de arte, pero Horan nos reconoció que la Garbo seguía viendo cine, se veía con sus amigos de Hollywood, mientras vivía en pleno Nueva York, y envejecía fuera de los focos, que, sin embargo, la perseguían para fotografiarla.
Nunca fue una persona que disfrutara con la atención, era en cierta manera introvertida, pero tampoco entendía por qué su vida le podía interesar a alguien, y eso hizo que asimilara más fácil el cambio de sistema, y el estar lejos de la exposición. Su sobrina nieta enfatizó la idea de que lo habría pasado mal en una época de redes sociales: “Se volvería loca viendo lo que es una persona famosa ahora”, sentenció, a la vez que confirmó que no se hablaba habitualmente de su pasado.
“Toda esa parte de su vida estaba detrás de ella, y realmente no se destacó. Y era una especie de secreto en cierto modo. Ella no quería ese tipo de atención o notoriedad”, declaró Horan, quien investigó a fondo esa Greta estrella de cine que ella no conocía una vez se dio su muerte en 1990, y que ahora trata de proteger y transmitir su legado.
“Tuve un montón de inmersiones profundas en su historia de esa manera. Y ha sido interesante juntar las dos cosas, la personal y la de la estrella de cine”, afirmó. Los momentos más íntimos que describió Gray Horan con su tía abuela fueron los ratos en los que la actriz le daba trucos de maquillaje, a la vez que se notó la emoción y el aprecio al hablar de ella.
La experiencia completa en el cine Babylon de Berlín
Disfrutar de una comedia clásica, de esas en las que el guion y los dobles sentidos son protagonistas, tan amables y a la vez con denuncia social, de las que te hacen pasar un buen rato, pero te dejan tiempo para la reflexión, como es Ninotchka, y tener oportunidad de hacerlo en versión original, en pantalla grande y en la mítica sala 1 del cine Babylon de Berlín fue en sí una experiencia.
Antes de entrar, el edificio ya te transporta a otro mundo de salas de cine, en el que todo era más minimalista, y te recuerda que en él se estrenaron grandes obras del cine vanguardista alemán de Fritz Lang, que dio lugar a Metrópolis, que suelen reponer con orquesta incluida, como en el pasado, de vez en cuando.
Al entrar ese aire de cine clásico no se va. Si bien hay algún pase de películas actuales, su programación se basa en ciclos temáticos, eventos culturales y reposiciones, con hueco para largometrajes europeos. En el momento que nos ocupa, por ejemplo, se inauguró el ciclo de películas de Greta Garbo, pero a la vez se realizaba uno sobre películas Disney en conmemoración del aniversario de la factoría del ratón, que se alternaba con ciclo de cine de ciencia ficción.
En la sala 1, donde se proyectó Ninotchka y tuvo lugar el encuentro con Gray Horan, además, había un bonito guiño a la película, con un asiento conmemorativo en el que solía acudir Ernst Lubitsch en su tiempo en Berlín, que incluye una estatua en su honor que le hace ser un espectador más en cada proyección.
En definitiva, una experiencia única, perfecta para homenajear a todo un mito de Hollywood, a una de las mayores leyendas del cine clásico, concretamente la quinta mayor estrella femenina según el American Film Institute.
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Crédito de la imagen: Andrea Blez