La historia de Bones and All (2022), la película que precede a Challengers en la filmografìa de Luca Guadagnino, sigue la relación entre Maren (Taylor Russell), una joven que debe aprender a vivir en las calles a la vez que intenta mantener a raya su hambre por carne humana; y Lee (Timothée Chalamet), un vagabundo intenso alejado de la sociedad como tal, también caníbal. Juntos inician un viaje por carretera que los lleva a diversos lugares de Estados Unidos. A pesar de sus esfuerzos por seguir adelante, no pueden ignorar sus trágicos pasados, y deberán enfrentarse juntos a una última prueba.
Para algunos podrá resultar demasiado gráfica y será difícil mantener la vista fija en la pantalla todo el tiempo, sin embargo, en lo personal creo que tiene una cantidad justa de sangre, vísceras y carne. Porque fuera de eso, lo que nos importa es el desarrollo de estos personajes en un mundo en el que se sienten como seres antinaturales.
Se ve más que reflejada esta idea del canibalismo como una metáfora del amor —no solo emocional, sino que carnal hasta los huesos— así como la sensación de sentirse como un extraño en el mundo, sobre todo en pleno desarrollo adolescente. La relación que crean Maren y Lee crea una luz de esperanza y les indica que, al contrario de lo que creían, no están solos en esa lucha.
El conflicto con la identidad propia se desarrolla a lo largo de todo el filme. El canibalismo —que existe en el mundo real—, no busca ser un factor para causar temor o repulsión: desde el primer momento se presenta como la gran lucha que deben vivir Maren y Lee contra algo innato, algo de lo que no pueden desprenderse y que cada tanto les recuerda que por más que quieran vivir en sociedad, su naturaleza no funciona en la misma sintonía que la del resto de la humanidad.
«The world of love wants no monsters in it, so let me help you out of it» — Janelle Kerns
La apuesta por explorar al ser humano, sus convenciones y su instinto es algo que podemos ver mucho en el cine de Guadagnino. Esto es ¿amor, terror, drama, road movie…? Lo cierto es que hay muchas cosas en la cinta, que en Latinoamérica se puede encontrar en Prime Video.
Sobre el tratamiento sonoro y la fotografía, pareciera que ambas contrastan y se complementan a lo largo de la película. Por un lado tenemos un diseño de sonido completamente visceral; con chirridos, golpes y gritos que transmiten una una condición de crudeza a otro nivel. Mientras que por el otro, comenzamos con imágenes terrenales que poco a poco se van volviendo más emocionales y llenas de belleza, pero que también logran producir asco e incomodidad.
El director italiano nos eleva con la mirada contemplativa de dos seres que ven el mundo como algo de lo que no son parte, al menos no por completo, en conjunto con una visualidad que a veces dice más que los mismos diálogos y que atenta incluso con hacernos olvidar a ratos el elemento caníbal –que en un inicio se nos hace tan impactante—, ofreciendo en su lugar belleza, humanidad, y una reflexión filosófica sobre nuestra propia naturaleza.
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Crédito de la imagen: MUBI