Para despejar dudas diré desde esta primera línea que, como tantos otros, soy un admirador de Christopher Nolan. Aluciné con Interestelar (2014) y la trilogía de Batman, por ejemplo, y me sorprende mirar atrás y ver que ninguna de estas películas le permitieron pelear por los Oscar “grandes”. La sorpresa no es solo mía: según Variety, el mayor desaire a un cineasta en los últimos 25 años fue hacia Nolan, al no ser considerado por la Academia tras el estreno de Batman: El caballero de la noche (2008), El origen (2010) y Dunquerque (2017) sí lo pusieron entre los nominados a Mejor Película, y esta última le también le dio su única presencia entre los contendores a Mejor Director, pero en ambas oportunidades el realizador dejó el Dolby Theater con las manos vacías. Esta historia, eso sí, está en vísperas de conseguir su final feliz, ya que tanto Nolan como su última obra, Oppenheimer (2023), llegan como favoritos a la 96ª edición de los Oscar, que se llevará a cabo el domingo de 10 marzo.
La apuesta es cada vez más segura. Tanto en los Globos de Oro como en los BAFTA de este año, Nolan ganó el Premio a Mejor Director y Oppenheimer el de Mejor Película. El gremio de los cineastas también lo escogió como el mejor entre los suyos. Y la semana pasada, en los SAG Awards, que entrega el sindicato de actores, Oppenheimer recibió el galardón a la Mejor Actuación de un Elenco, el más relevante entre los premios colectivos. Entonces, ¿damos por corrida la carrera? No señor.
En la ceremonia de los Oscar se ha visto de todo y especialmente en las categorías de mayor peso (¡pregúntenle a Emma Stone y el equipo de La La Land!). Y, claro, ni Nolan ni su filme corren solos: Yorgos Lanthimos y sus Pobres criaturas, y Martin Scorsese con Los asesinos de la luna, mantienen abierto el debate. De hecho, si de desaires se trata, Martin Scorsese tiene mucho que decir. El director de Toro salvaje (1980) y Buenos muchachos (1990) solo ganó una vez el Oscar a Mejor Director, por la cinta Los infiltrados (2006), y ninguna de sus cintas ha sido reconocida como Mejor Película. Esta vez la pista está nuevamente difícil, siendo el responsable el propio Nolan, cuyo camino, ahora sí, parece imparable.
Más dramático, imposible
Hace algunas semanas, en medio de las campañas para los premios, tuvimos la posibilidad de ver a Christopher Nolan ¡en vivo! en el cine Aero de LA. Además de ser una experiencia memorable ver de tan cerca a este genio del cine, también fue una buena oportunidad para escuchar qué lo motivó a filmar Oppenheimer, entre otros detalles de la cinta. Aquí les contamos algunas de las cosas más interesantes que dijo.
Sobre su inspiración para el filme: “Lo que me llamó la atención de la historia de Oppenheimer, e incluí una referencia a esto en mi película previa, Tenet, es el momento en que los científicos del Proyecto Manhattan se dan cuenta de que no pueden descartar completamente la posibilidad de una reacción en cadena que puede terminar destruyendo el mundo. Y, sin embargo, siguieron adelante. Eso se quedó conmigo. Los directores siempre estamos buscando la trama más dramática, la más extrema, y yo no sé de un momento más dramático en la historia. Entonces, la lectura de American Prometheus (el libro en que se inspira el filme), una biografía cuya escritura tomó 25 años, fue una increíble fuente de información. Mi proceso fue leerlo, volver a leerlo y pensar y tomar notas sobre lo que pensé, lo que sentí, cuáles son las cosas que me llaman la atención, qué le quiero decir a la gente (…) Ese fue el comienzo del proceso”.
Acerca de la caída de Oppenheimer y el juicio: “Hay una línea en The Dark Knight que me gustaría haber escrito, pero mi hermano lo hizo, que es ‘O mueres como un héroe, o vives lo suficiente para convertirte en un villano’. En un principio, cuando lo leí en el guion, no lo pude entender. Confié en él y lo dejé. Pero con el paso de los años es una idea que ha ido teniendo más y más sentido. Particularmente en la cultura de Estados Unidos, ese tiende a ser el arco en la trayectoria de las figuras públicas. En el caso de Oppenheimer, esa fue la narrativa que le impusieron. Esta fue la primera vez que los científicos ganaron una guerra, en resumen, y la sociedad de Estados Unidos les dijo ‘Ok, ustedes están a cargo, guíennos’, y eso duró básicamente el tiempo que le tomó a la clase dirigente descubrir cómo deshacerse de esa idea. Oppenheimer fue el principal sacrificado en ese proceso. No podías tener gente como Oppenheimer, que tenía tal credibilidad en el resto del mundo, considerado un genio, que entendía la energía atómica (…). Él tuvo que ser puesto en su lugar, por decirlo de alguna manera, ser sacado de la ecuación”.
Sobre Oppenheimer y la culpa: “Lo que me trajo a esta historia fue la segunda parte de la trama, porque lo que ves acá es una persona muy inteligente, capaz de un razonamiento increíble, nunca pedir disculpas. Nunca dice específicamente que se sentía arrepentido de lo que hizo, pero sus acciones fueron las de una persona que se sentía muy muy culpable. Él decía que no se sentía culpable, él negaba que este fuera su sentimiento, pero si miras todo lo que hizo, intentando empujar al gobierno a implementar ciertas políticas, por ejemplo, son acciones de alguien que entiende muy bien las consecuencias de lo que hizo. Hice esta película de la manera en que la hice porque vi este conflicto que nos interpela”.
Acerca de la música en la película: “El proceso para mí con la música es nunca usar música previa. No tenía ninguna preconcepción de la música más allá de reforzar el cambio entre la tensión y el romanticismo. Él (encargado de la música) tomó eso, hizo demos y me dio algunos tracks antes de que comenzáramos a grabar, por lo que tenía algunas ideas. Luego, primero tuvimos la película en silencio, solo con el diálogo. Después trabajamos en los efectos de sonido. Y al final le agregamos la música. Al principio pensamos en no agregarle demasiada, que no la necesitaba. Pero de alguna forma, seis meses después, se llenó de música. Creció naturalmente. Veíamos la película cada viernes, mirando qué causaba en nosotros, y le fuimos agregando música. Para mí, la música tiene que ser una parte integral de la película, a la par de la narrativa”.
Emma Thomas, productora de la cinta, también estuvo aquella noche en el Aero, y se refirió a su sorpresa cuando Nolan le planteó la idea de rodar Oppenheimer: “Leí el guion y realmente no me hizo sentido lo que él tenía en mente (…) no sabía cómo lo íbamos a hacer, porque es un proyecto enorme, cómo lo íbamos a hacer digerible para la audiencia. Sabía que él lo quería hacer como un blockbuster del verano, y eso me pareció un desafío enorme. No solo en términos de producción, sino también en cuanto a cómo haríamos para hacer de esta historia algo que la gente quisiera ver y entretenerse con ello. Fue incluso más desafiante desde el punto de vista de los negocios que de la logística. Cómo hacer algo de un alcance épico, pero con la mitad del presupuesto que habría considerado cualquiera”.
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Crédito de la imagen: Universal Pictures