El camino por lograr la anhelada nominación al Oscar en la categoría Mejor Película Internacional está en un momento clave. A pocas semanas de que sepamos cuáles son las quince cintas prenominadas –las conoceremos el 21 de diciembre–, Los Angeles vibra por con múltiples screenings y Q&As de cineastas y protagonistas de las que parecen llevar ventaja. Una de ellas es Los colonos, la apuesta de Chile que muestra a Alexander MacLennan (Mark Stanley), Bill (Benjamin Westfall) y Segundo (Camilo Arancibia) exterminando cualquier rastro del pueblo selk’nam en las tierras del sur de Chile que se consideran propiedad del empresario José Menéndez (Alfredo Castro). Hace algunos días, el filme fue exhibido en la sala de cine de la Creative Artists Agency con presencia de su director, Felipe Gálvez, quien fue fichado por esta firma de representación en agosto.
Luego del screening Gálvez contestó algunas preguntas, contando, por ejemplo, cuál fue su motivación para desarrollar esta película que dirigió y coescribió junto a Antonia Girardi: “Esta historia está inspirada en hechos reales, pero no es parte de la historia oficial de Chile. Es una historia escondida. No se estudia en los colegios. Yo me enteré hace 15 años de esto. Entonces, para mí Chile es un país que desprecia su historia, y me parecía interesante ir a un momento de hace prácticamente un siglo para analizar qué pasa cuando uno decide borrar una página de la historia”.
“A mí me llamaba la atención, porque los selk’nam son hoy es una imagen que se vende en los aeropuertos, es un souvenir de Chile, entonces justamente me parecía interesante cómo un pueblo que sufrió un genocidio por un país se puede transformar en un souvenir”, profundizó el realizador. Gálvez destacó que hace muy poco el Estado de Chile admitió haber cometido estas atrocidades, junto con reconocer la vigencia de este pueblo –fue a inicios de septiembre–, un hecho que, según el director, ha generado expectación por el filme en Chile: “A veces uno hace películas y uno intenta poner en la agenda un tema. En este caso el tema está en la agenda, por lo tanto la gente está muy interesada en ver la película”.
En cuanto a por qué decidió contar la historia a partir del género wéstern, el cineasta comentó: “Genocidio indígena y wéstern para mí son familiares, entonces me pareció que el género era coherente. Yo no soy un amante del wéstern, más bien empiezo a estudiarlo porque quiero hacer la película, y de alguna manera me infiltro, me gusta pensar que me infiltré en el género, ocupé su música y su encuadre para cuestionarlo, y también me empecé a dar cuenta de que el cine… la película dice en un momento “la lana está manchada con sangre”, pero el cine también, porque el wéstern fue un género de propaganda que permitió mostrar la civilización de los nuevos países, y si bien la gente dice ‘esto es una historia de la historia de Chile y no sabíamos de esto que había pasado con los selk’nam’, para mí es la historia de América. Cambia el paisaje, pero la historia es un poco similar, podría haber sido en cualquier lugar del continente”.
El director también se refirió a otros aspectos relevantes de Los colonos, película que se estrenará el 18 de enero en Chile, con declaraciones muy interesantes que destacamos a continuación.
Sobre la experiencia de producir la película con personas de múltiples nacionalidades:
“Es una coproducción de nueve países (…) Hice el sonido en Taiwán, el color en Italia, la música en Francia, y los actores eran ingleses, chilenos y argentinos, pero la historia es bastante universal, de inmigrantes, y fue bastante orgánico el rodaje. MacLennan es un personaje real, entonces está interpretado por un británico, lo cual fue maravilloso, y si bien es una coproducción d e nueve países, fue bastante orgánico lo que sucedió, y ayudó también a que yo me fuera dando cuenta de que la película podía ser más universal (…) Cuando la vieron en Taiwán, haciendo el mix de sonido, sentían que la historia de la película se parecía a la de su país”.
Sobre el papel de Tierra del Fuego y la experiencia de filmar allí:
“El paisaje es un personaje en la película, (…) parte del conflicto central de la película, que son tierras enormes y a mí me encanta el humor negro, y esa ironía de estos tres tipos (MacLennan, Bill y Segundo) en un espacio gigante que me recordaba como a Lawrence de Arabia, y no había espacio para nadie más. Y filmar ahí fue terrible. Yo me considero una persona que le encanta estar en un café, soy de indoor, y esta película sucede… es mi primera película y yo fui un poco ingenuo, y dije ‘bueno, vamos a hacer algo más fácil, que solo sucede en exterior, porque va a ser más económico’, y bueno, me equivoqué en ese sentido, y no supe en el problema en el que me metí, y la verdad es que me tuve que adaptar al clima. En Tierra del Fuego el clima puede cambiar en una hora, puede haber lluvia, viento y sol, por lo tanto todo lo que yo había pensado durante años, llegaba al set y tenía que adaptarme a lo que había, y siempre seguí lo que la naturaleza me iba dando”.
Sobre la aparición de un hombre selk’nam como fuente de horror:
“Los selk’nam se pintaban así (de blanco, negro y rojo) y en sus ceremonias de iniciación se internaban en los bosques (…) y se pintaban los cuerpos y hay diferentes figuras, y esa se transformó en una figura pop, muy reconocible para la gente (…) Me interesó que esa escena pareciera un poco de terror, porque para mí la película es un wéstern, pero va mutando todo el tiempo, o sea, parte como un wéstern, se transforma en una película de aventura, pasa por el horror, se transforma en un drama, tiene algo de película épica de guerra, y después es un thriller político, y me gusta esa idea modular de ir transformando la película en distintos géneros. En esa idea del horror me parecía interesante poner a los selk’nam como monstruos, y la idea de que el hombre blanco, el mestizo, también los considera así, como que les tiene miedo y los quiere matar por eso”.