El fin de la humanidad, o al menos el riesgo de que este ocurra, tiene algunas caras muy conocidas para los fieles del cine y las series: ataques de zombies, desastres naturales, conflictos entre potencias, y villanos con guantes todopoderosos son algunas de las amenazas habituales hoy en día. En el mundo de las series, Into the Night (Bélgica, 2020-) y El colapso (Francia, 2019) son dos muy buenos ejemplos recientes de este tipo de narrativa, mientras que otros shows, en vez de asomarse al punto final, se enfocan en el camino hacia este. Severance (Estados Unidos, 2022-), The Boys (Estados Unidos, 2019-) y The Handmade’s Tale (Estados Unidos, 2017-) toman esta vía, haciendo un llamado a poner ojo en aspectos como los que se señalan a continuación.
La gran trampa
La premisa de Severance puede sonar bien en un principio: el yo que llega cada mañana de lunes a viernes a trabajar es uno, y el que va a su casa cada tarde es uno distinto, sin memoria de lo que hizo en horario laboral. Es decir, los temas de la oficina no salen de ahí. En tiempos de WhatsApp, horario extendido y trabajo remoto, es una opción que muchos tomarían. Quien accede a desempeñar su labor de esta manera, sin embargo, asume algunos riesgos: por ejemplo, no tendrá idea de cuál es exactamente su trabajo. Y peor, ni el yo que va a la oficina sabe bien qué está haciendo, ya que cumple labores en un entorno de hermetismo y vigilancia total del que nunca logra salir. Esta serie, protagonizada por Adam Scott (Parks and Recreation, Big Little Lies), nos muestra una posible cara del futuro que, ya estamos advertidos, llegará con chips que aceptaremos de buena gana. Por supuesto, el mensaje no solo apunta al futuro: sin necesidad de un chip, muchas veces cedemos demasiado de nuestro tiempo, energía y privacidad a cambio de un sueldo. Los toques monótonos y oscuros de Severance nos interpelan preguntándonos: ¿vale la pena?
Permiso para matar (¡spoiler!)
El grupo de anti superhéroes más popular en el universo de The Boys es The Seven, equipo que gestiona y organiza la poderosa compañía Vought, cuyos corruptos tentáculos llegan hasta el mundo del crimen y la política. Dado que los protegidos de esta empresa tienen serios problemas de ego, una de sus misiones más relevantes es limpiarles la imagen a través de medios de comunicación tradicionales, las redes sociales y el cine. Homelander (Antony Starr), el superhéroe más poderoso, es también el de mayor cuidado, debido a sus altos niveles de ira e inseguridad. De alguna manera, hasta el final de la temporada 3 (2022), estos defectos se pudieron esconder de la opinión pública, pero eso cambió luego de que Homelander asesinara brutalmente a un manifestante en una protesta. La reacción de la gente, que pasó de la impresión a la algarabía, sorprendió incluso al superhéroe, quien pasó de mostrar preocupación a reírse, tal como se ve en el famoso meme. ¿Qué tiene que ver todo esto con nuestro futuro? ¿Es que habrá súper héroes villanos? Quién sabe. Lo que sí hay, hoy y siempre, son líderes sociales (políticos, dirigentes, animadores de tv, etc.) que con su carisma y alta exposición convencen a las personas de ser lo que la sociedad necesita, cuando muchas veces son todo lo contrario. El mejor ejemplo es Donald Trump, quien primero cautivó a una buena parte del electorado estadounidense con su supuesta posición de outsider de la política –el salvador–, para luego ir revelando su peor cara sin que esto causara incomodidad en sus fanáticos. El populista reirá y ustedes, adictos a los medios, lo estarán aplaudiendo, nos advierte The Boys. El acto masivo que en marzo celebró a Vladimir Putin en Rusia, con la guerra en Ucrania ya iniciada, comprueba la tesis.
Tiempos de fieles
Durante el mes pasado se estrenó la quinta y penúltima temporada de The Handmaid’s Tale, la serie protagonizada por June Osborne (Elisabeth Moss) que sigue la historia de un Estados Unidos donde, ante un alarmante problema de fertilidad en las mujeres, un grupo de personas blancas y de élite logra imponer una visión ultraconservadora a la sociedad, recuperando valores indiscutidos en épocas pasadas, como la importancia de la familia, el fanatismo religioso y el rol de la mujer al servicio del hombre –que en la serie se aplica no solo a las criadas, sino a todas–.
Todo esto, con el objetivo de resolver problemas que afectan a occidente por estos días, como la ruptura entre el mundo natural y el humano, la crisis de la espiritualidad, la baja en las tasas de natalidad y el envejecimiento de la población. La solución que proponen la familia Waterford y compañía se apoya en una ideología violenta, machista y guiada por el deseo de poder. ¿Suena familiar? Aquí la esperanza está puesta principalmente en June, quien, aunque siempre en desventaja, hace todo lo que puede por detener la alarmante ola conservadora.
Credit: Victoria Pickering.