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DreamWorks vuelve a la carrera por el Oscar con «The Wild Robot»

Hace varios meses estaba sentado en una sala de cine y vi pasar el tráiler de Robot Salvaje. Apenas comenzó el adelanto mi vista se quedó pegada en la pantalla y el pop corn pasó a segundo plano. Y es que a pesar de que no duraba más de tres minutos, sentí que nunca había visto un estilo de animación tan cautivador y refrescante (superando incluso al presentado en la muy aclamada Spider-Man: Into the Spider-Verse). Eso me dejó con muchas expectativas, pero también con dudas, ya que las imágenes no daban demasiadas pistas acerca de la historia ni tampoco de las voces de los personajes. Solo quedaba esperar hasta su estreno el 27 de septiembre para tener respuestas y comprobar si la cinta cumpliría con las expectativas.

¿Qué pasó finalmente? Resultó ser que el tráiler se quedaba corto. The Wild Robot, dirigida por Chris Sanders (Lilo & Stitch, Cómo entrenar a tu dragón y The Croods), es una película que tiene un corazón enorme. No solo la animación sorprende y emociona, sino que también la trama y la profundidad de sus personajes. Con una duración de una hora y 42 minutos, el largometraje se da la tarea de adentrar al espectador en una isla llena de animales salvajes junto a Roz (interpretada por Lupita Nyong’o), una robot que cayó allí por accidente y que está programada únicamente para cumplir con tareas encargadas por los seres humanos. Así es comienza una montaña rusa de emociones y una película que llama a reflexionar sobre valores muy necesarios en el mundo de hoy.

Una adaptación con buen recibimiento

De acuerdo con Variety, en su primer fin de semana esta adaptación de la saga de libros escrita por Peter Brown (2016) recaudó cerca de 35 millones de dólares en Estados Unidos, superando así las proyecciones que estimaban entre 24 y 30 millones. Esta cifra ciertamente no se compara al éxito del año, Intensamente 2, que en ese mismo periodo de tiempo recaudó más del cuádruple de aquellas ganancias. Sin embargo, para una película original el monto obtenido no es nada despreciable. De todas formas, para mi gusto, The Wild Robot merece ser vista por muchos más espectadores.

Ahora, si hablamos de críticas, la más reciente cinta animada de Dreamworks y Universal Studios se ha llevado todos los elogios. En Rotten Tomatoes tiene un 98% en la evaluación de los críticos y el mismo porcentaje en la calificación del público. Mientras que en Imdb presenta un 8,5 de un total de 10 estrellas.

Épico comienzo

Partamos por el principio. La primera secuencia de esta historia perfectamente podría estar en una clase sobre cómo comenzar una película con el pie derecho. Acá podemos ver a la robot encontrándose con un mundo desconocido, en donde ya no hay humanos que le pidan tareas, sino animales salvajes que la quieren fuera del lugar.

La agilidad con que ocurre este primer encuentro con la isla, además de la creatividad para presentar todos los peligros que se corren allí, son elementos que te hacen conectar rápidamente con la identidad de este territorio. Apostaría porque la gran mayoría de quienes la han visto quedaron inmediatamente enganchados con la historia de Roz.

Luego, llega el momento en que Roz se programa para entender lo que dicen los animales y decodificar toda esa información que hasta ahora no había logrado comprender. A partir de ahí nos damos cuenta de que toda la isla piensa que Roz es un monstruo y lo único que quieren es su destrucción. Un elemento plausible de estos primeros minutos es la crudeza con que se muestra a los animales, quienes representan un peligro latente para la protagonista. De hecho, hay escenas que se sienten como una película de terror.

En medio de la huida constante y de intentar activar un rastreador que tiene para ser ubicada por Universal Dynamics (la empresa que la creó), Roz cae encima de un nido y encuentra un huevo con vida en su interior. Ahí es cuando aparece Fink (interpretado por Pedro Pascal), un zorro salvaje y aprovechador -pero al mismo tiempo encantador- que lo único que desea es devorar lo que hay dentro de ese cascarón. Así es como la robot se propone la tarea de cuidar a este ser vivo que está pronto a nacer y de evitar que Fink se lo coma.

Unas escenas después, se rompe el huevo y aparece Brightbill (Kit Connor), un gansito que seguirá incansablemente a Roz, ya que, como se explica en la cinta, esta especie se apega a lo primero que ve al nacer. Aquí es cuando se empieza a mostrar un humor chispeante y efectivo que ayudará a balancear la crudeza que hemos visto con el ingenio y la sabiduría de los animales. Hay una escena entre una roedora madre, sus seis ratoncitos y Roz que es particularmente graciosa.

¿Ser mamá o ser robot?

Ya con el gansito recién nacido comienza una historia conmovedora acerca de esta nueva tarea a la que está enfrentada Roz: enseñarle a Brightbill a comer, a nadar y a volar. O sea, básicamente tendrá que ingeniárselas para aprender a ser mamá, lo que se convertirá en una labor incluso más potente que aquello para lo que inicialmente estaba programada. En este punto es cuando comienza a desarrollarse la trama principal.

Sobre el tema de la maternidad, Chris Sanders, director de la cinta, comentó en el programa del canal de Youtube de los Oscars “Academy Conversations” lo siguiente: “Yo siempre quise hacer una película de robots, pero además de todo esto en el centro de la trama había una historia sobre una madre. Y yo creo que las madres están desaparecidas en las películas animadas. Y esta historia se trataba sobre una robot que inadvertidamente tomaba el trabajo de serlo, entonces todo eso me hizo querer realizar este proyecto”.

El retrato que hace el filme sobre la maternidad es muy bello y honesto. Nos muestra cómo una robot (que tiene guardado en su interior todo el conocimiento de la especie humana) al momento de tener que hacerse cargo de un hijo adoptivo presenta una serie de dificultades y frustraciones que la hacen incluso dejar de lado su naturaleza. Y en ese sentido, el amor también es un elemento esencial de la película, ya que esta sensación de hogar que se va formando entre Roz, Fink y Brightbill terminará generando importantes cambios dentro de la isla.

Hecha con corazón

Creo que lo que más me gusta de la película es que se nota que está hecha con cariño. Los chistes que dicen los animales están bien pensados y aportan chispa a la historia. Las relaciones que se forman entre los personajes no nacen de un momento a otro, sino que tienen todo un trasfondo que les da el sentido. Las escenas de acción son atractivas de ver y producen giros importantes en la historia. Y, por último, el aspecto visual está hecho con un cuidado especial para que evoque los mismos sentimientos que la historia de Roz quiere transmitir.

Sanders, en el podcast de Universal y Rotten Tomatoes “Seen On The Screen with Jaqueline Coley”, describe el trabajo hecho por el equipo de animación de la siguiente manera:

“El aspecto que produce me gusta decir que tiene la calidez analógica que solo se puede obtener de una cosa pintada a mano. Esto es algo interesante para mí, porque comencé la animación en los viejos tiempos, cuando dibujábamos y pintábamos todo y existía esta calidez que solo se puede obtener de ese tipo de cosas”.

Luego, Sanders detalla con más precisión el estilo de animación: “Con pinceladas sueltas hicimos lo que sucede si vas a una galería y estás parado frente a un Monet. Te acercas mucho a él y se convierte en manchas de colores sin sentido, pero cuando retrocedes todo se une en un jardín. Y eso es lo que está sucediendo acá. Así que ahora los pincelazos estaban creando estos entornos que en realidad eran relativamente poco detallados, pero lo que no esperaba era que el efecto general, en cierto modo, tuviera más realidad que cualquier cosa que haya visto antes”.

Lo que Sanders dice se ve reflejado en un cien por ciento en la pantalla. La propuesta visual, al ser de alguna manera más desprolija que lo que estamos acostumbrados a ver en el cine de animación actual, logra entregar un nivel de calidez muy agradable de mirar. Hacia la mitad del largometraje, que es cuando ocurre un momento crucial en la vida de Brightbill, se demuestra esto. Acá vemos cómo los creadores tuvieron la capacidad de trasladar la belleza de un fenómeno natural a la sala de cine, logrando que realmente parezca que uno estuviera allí, viendo esos paisajes con la misma calidez (y emoción) que los ojos.

Ahora, a pesar de todo lo señalado, no creo que la película sea perfecta. Sin entrar en mayor detalle, la parte final puede tornarse algo predecible, haciendo que esa chispa y calidez que se había logrado desde el inicio se termine diluyendo un poco. Esto ocurre principalmente porque en un espacio corto de tiempo se quieren resolver algunos conflictos que, para ser mejor desarrollados, requerían de un mayor minutaje en la pantalla. Aun así, estos detalles no hacen que la película pierda su brillo. Para nada.

The Wild Robot es una cinta memorable que puede llegar a emocionar a los más grandes y más pequeños de la familia. Con un humor inteligente, emociones a flor de piel y unas postales de ensueño, la historia de Roz se ve como una fuerte competidora para la categoría de “Mejor Película Animada” en los Oscars de este año. De todas formas, pase lo que pase con la estatuilla, estoy seguro de que este filme sí o sí se sumará a las ya clásicas Shrek, Kung Fu Panda o Madagascar y pasará a ser recordado como uno de los grandes títulos de DreamWorks.

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