El cine español se encuentra en un gran momento y no solo lo decimos por el éxito de La sociedad de la nieve, de J.A, Bayona, que arrasó tanto en premios como en el recibimiento del público, sino también por tener una producción cinematográfica a la vanguardia gracias a una generación de mujeres que encabezan la nueva forma de hacer películas en España.
Frente a un cine más hollywoodense, que se centra más en la acción, en lo visual llevado al máximo con espectaculares efectos especiales, encontramos largometrajes que apelan a las emociones, que nos llevan a lo habitual, a historias que nos recuerdan nuestra experiencia vital y que se suele conocer como el movimiento del ‘costumbrismo’. Es dentro de esta tendencia que 20.000 especies de abejas, de la directora Estibaliz Urresola Solaguren brilla. Utilizando un punto de vista emocional, el filme nos cuenta el viaje interior de Cocó, quien ya no se reconoce con el nombre de Aitor, bajo el que todos insisten en llamarle.
La película fue una de las más reconocidas en 2023, partiendo por su paso por el festival de Cine de Berlín –conocido como Berlinale– donde ganó el premio del público como alguna vez lo hiciera Clara Simón con Alcarrás (2022) y la pequeña Sofía Otero, que interpreta al personaje principal, se llevó el Oso de Plata a la Mejor Actriz. Hace apenas unas semanas en los Goya, el mayor reconocimiento del cine español, el filme cerró el año con el premio a la Mejor Dirección Novel, que desde el 2017 ha tenido dueña femenina.
Sin embargo, el mayor éxito de 20.000 especies de abejas no es el de los premios o el reconocimiento, sino el ser capaz de dar visibilidad a un problema que arrastran miles de niños en todo el mundo: Cocó, la protagonista, viene a dar voz a los niños trans que no la tienen, para entender el problema que viven en su interior, y todo con una belleza de las formas hacia lo íntimo y lo emocional. La complicada situación familiar se mezcla con un entorno natural inmejorable y a una infancia llena de contradicciones entre lo que ven en el exterior y lo que siente el personaje principal.
No sin ir más lejos, la historia en la que se basa el largometraje de Urresola no tiene ese final ‘feliz’ que sí que consigue Cocó. La directora se inspiró en Ekai Lersundi, un joven vasco que se suicidó al no recibir el tratamiento hormonal que quería, y lo hizo de una manera muy acertada y respetuosa bajo la asesoría de la Asociación de Familias de Menores Transexuales de Navarra (Naizen). Ese trabajo de investigación y de querer contar la realidad que afecta a miles de familias.
La importancia del apoyo familiar en la infancia
Pero el éxito de 20.000 especies de abejas no solo reside en el trato de la historia hacia la infancia trans, sino que también acierta en el plano de lo familiar. Y es que, al final, el entorno en el que crecen los más pequeños influye en su desarrollo, y el contexto no se puede despegar de la problemática, pues en muchos casos, es la propia familia la que pone obstáculos en entender lo que sucede.
Eso nos lo muestra con gran perfección 20.000 especies de abejas, donde vemos diferentes comportamientos hacia Cocó y su problemática, desde una madre que apoya en sus decisiones y cambios hasta una abuela y una tía que se muestran hostiles hacia esto. De hecho, el personaje de Ane, la madre, es uno de los que más brilla por la interpretación de Patricia López Arnaiz y también por lo bien trabajado que está.
Y es que Ane, en medio de un período complicado en plena crisis existencial de su futuro laboral y matrimonial, ejerce el rol de ser el principal apoyo de su hije y demuestra lo importante que es tener un pilar en una problemática vital como la que atraviesa Cocó durante su crecimiento, pero que viven la gran mayoría de pequeños en entornos familiares de todo tipo.
Por si esto fuera poco, 20.000 especies de abejas trabaja una bonita metáfora con las abejas, en las que Cocó materializa una fuerte curiosidad, a la vez que da rienda suelta a lo que sucede en su interior, gracias a su buena relación con su tía abuela Lourdes, interpretada magníficamente por una Ane Gabaraín que le valió el Goya a Mejor Actriz de Reparto.
Ellas lideran el cambio en el cine español
La excelencia de 20.000 especies de abejas por parte de Estibaliz Urresola es una muestra más de cómo las mujeres son las que están liderando el cambio en el cine español hacia un nuevo ‘costumbrismo’. Este movimiento ya se había visto en directores como Pedro Almodóvar en varias de sus películas, pero en este la vanguardia lleva a apelar más a lo emocional y en entornos naturales.
En estos largometrajes, la familia es el escenario más habitual, que nos lleva a lo cotidiano y a la reflexión de lo que nos es más cercano, como sucede en Alcarrás de Carla Simón sobre cómo afecta el capitalismo al entorno rural o en Cinco Lobitos de Alauda Ruiz de Azúa hacia la maternidad.
De hecho, como apuntábamos, el Premio Goya a Mejor Dirección Novel ha recaído en una mujer desde 2017, y 20.000 especies de abejas ha sido la última entrega de un cine de vanguardia en España que se escribe en femenino.
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Crédito de la imagen: BTeam Pictures