Han pasado años sabiendo que existe una cantante llamada Taylor Swift que a la gente le encanta. Pero no fue hasta el año pasado que me fue prácticamente imposible no ponerme los audífonos por primera vez y tratar de entender su fanatismo. Es que no es hasta que sintonizas con una letra, por muy breve que sea, que no sabes lo que se siente ser parte de esa comunidad. En 2024, fue como sentirse parte de la conversación en las redes y el mundo entero. En lo íntimo, fue como regresar a los primeros amores, a las frustraciones personales, a los sueños y esas ganas de conquistar un espacio. Poco he escuchado de su discografía, pero creo que esa es la fibra que toca Taylor Swift, y con la que cientos pueden sentirse identificados. Un deseo implacable por conquistar un espacio que comenzó cuando tenía 14 años, y que no ha parado hasta hoy. Este domingo, en los Grammy, probablemente se lleve la mayoría de los premios a los que está nominada, y más allá de la pasión que despierta en sus fans, sin duda tiene fortalezas musicales que explican su tremendo éxito.
“Midnights” (2022) es el décimo disco de su carrera y está nominado a seis categorías, incluyendo Disco del Año y Mejor Álbum Pop. Aunque no es considerado el mejor de su discografía (“1989” ó “Folklore”lo superan), su gira “The Eras Tour”, la primera que hace desde la pandemia, se convirtió en la más exitosa de la historia de Estados Unidos y sus canciones batieron récords en las listas de éxitos. “Muy pocas personas tienen su talento para escribir canciones”, dice la poeta Stephanie Burt, tratando de descifrar el talento de Taylor Swift. “Tiene un oído increíble para saber cómo encajan las palabras, y un sentido para escribir canciones que te hacen sentir como que son los sentimientos de la propia artista así como para contar historias y crear personajes”. A eso se suma, su voluntad a prueba de balas y su energía imparable. “Voy a estar en la industria, el tiempo que me dejen estar”, dijo la cantante en el documental Miss Americana (2020, disponible en Netflix). Este año ha demostrado que es la artista pop del momento, relevante y prolífica, a pesar de llevar tantos años en una industria tan competitiva.
Olivia Rodrigo brilla en su caos
“Al principio fue muy difícil (…) Sentí que no podía escribir una canción sin pensar en lo que la gente iba a decir de ella. Hubo días donde estaba sentada frente al piano, motivada por escribir una canción, y luego lloraba”, comentó Olivia Rodrigo a Rolling Stone hace unos meses. La histriónica cantante de 20 años se refiere al proceso de creación de su segundo álbum, “Guts”, que alcanzó la cima del Billboard 200 en su lanzamiento, y que puede ser adictivo por su bombástica receta que incluye sonidos y letras del pop más adolescente rodeados de toques rockeros con un aire a rebeldía. No es que sea un disco rebelde, pero juega a serlo y ese juego, esa performance, resulta muy bien. Tanto así que está nominado a seis Grammys, incluyendo Disco del Año.
“Nuestra meta era hacer algo un poco más juguetón, un disco que no se tomara a sí mismo tan en serio (…) El último álbum (Sour, 2021) fue definitivamente uno de ruptura, a mi pesar. Realmente traté de que no fuera así, pero así fue. Me siento mucho más feliz por estos días. Todo va bastante bien. Así que no iba a hacer algo súper devastador, un disco de baladas”, dijo también la exchica Disney. No es que la balada desparezca del mapa. La encontramos en “Lacy”, “The Grudge” y es esencial en el hit “Vampire”, nominada a Mejor Canción y Grabación del año, pero, a mi parecer, lo que la lleva son las canciones que se despeinan y descuadran con los quiebres en la voz de Rodrigo, o con la batería, o con las guitarras más habituales del rock alternativo, como “Get Him Back!”, “All-American Bitch”, cuya performance en Saturday Night Live refleja muy bien el espíritu del disco, y “Ballad of a Homeschooled Girl”, que logró una sorpresiva nominación a Mejor Canción de Rock.
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SZA: Una voz distintiva dentro del mapa sonoro
Basta un verso tan potente como I might killed my ex/ Not the best idea, envuelto en una melodía pegajosa y una dulce voz, para crear una mezcla explosiva. Kill Bill, el hit de “SOS”, el segundo álbum de estudio de SZA, fue un suceso en 2023, y bien podría ser considerada Grabación o Canción del Año en los Grammy. Pero no solo esta canción: su disco completo “SOS” acumula más nominaciones que Taylor Swift y su versatilidad la tiene dentro de las artistas más interesantes en este momento. Arraigada en los sonidos del R&B y el hip hop, pero con una amplitud que alcanza el pop y el funk, Julianne Escobedo de Pitchfork dice que SZA tiene “esa mezcla exacta de confianza y mezquindad” que es la que genera tanta pasión por su música y su persona”. “El talento de SZA es de otro mundo”.
El viaje al interior de Lana Del Rey
La creadora de éxitos como “Summertime Sadness” y “Young and Beautiful”, quien hace poco fue revelada como headliner del próximo Coachella, estará en los Grammy compitiendo por cinco premios, incluyendo Álbum del Año. En “Did You Know That There’s a Tunnel Under Ocean Blvd”, la cantante neoyorquina nos propone un viaje hacia su intimidad, abordando, por ejemplo, la idea de tener hijos o una pareja estable en “Sweet”, o la relación que tiene con sus hermanos (“The Grants”) y con su padre (“Grandfather Please Stay On the Shoulders of my Father”). También asoma su lado sexy y picante en temas como “A&W”, donde se refiere a cómo vive la sexualidad. Un disco introspectivo que transmite profundidad en las letras y en el tono de la música, y del que ya conocemos cómo será su sucesor: hace unos días, la estrella pop reveló que en septiembre lanzará “Lazo”, un disco mostrará el giro de Lana hacia el género country.
También van por el premio
El único hombre en la lista de nominados a mejor álbum es Jon Batiste. El multifacético músico, también director de orqueta y personalidad televisiva, postula al premio con “World Music Radio”, un disco ecléctico, alegre y optimista que tiene sus bases en los sonidos del R&B y el reggae, pero que también incluye jazz (de hecho, la española Rita Payés canta en “My Heart”), pop, balada, electrónica y hip hop. Recomendamos especialmente escuchar “Be Who You Are”, “Drink Water” y “Life Lesson”, junto a Lana Del Rey, para hacerse una idea. En un tono similar encontramos a Janelle Monáe y su álbum “The Age of Pleasure”, que además de mostrar una cara alegre y bailable, nos presenta un alto nivel de sensualidad que se puede ver, por ejemplo, en el comentado videoclip de “Water Slide”. En su cuarto trabajo de estudio, el primero desde 2018, la cantante y actriz plantea un placentero viaje musical, a ratos desafiante en sus letras, que pasa por el R&B, el pop, el hip hop y más ritmos, como el afrobeats, que se mezclan al servicio de su gran voz y la de los múltiples artistas que colaboraron con ella: “Only Have Eyes 42”, “Champaigne Shit” y “The Rush”, esta última junto a Nia Long y Amaarae, son algunas de sus imperdibles.
Tras tres años sin sacar un disco, Miley Cyrus regresó en 2023 con “Endless Summer Vacation”, un repertorio que la tiene nominada a Mejor Álbum y Grabación del Año con la exitosa “Flowers”, un tema sobre el amor propio que conectó con la audiencia desde el momento en que salió al mundo. Este hit fue la segunda canción más comprada en Estados Unidos el año pasado y regresó a la vida a Cyrus tras varios discos con discreto recibimiento, una prueba más de su potencia vocal, su desplante y su fuerte conexión con el público. Por otro lado, el único grupo que compite por el premio es Boygenious, con su esperado primer disco “The Record”. Esta banda, que reúne a las cantantes indie Julien Baker, Phoebe Bridgers y Lucy Dacus, y que levanta con orgullo la bandera queer, mezcla el talento de las tres mujeres en canciones que intercalan sus voces, acompañadas principalmente por guitarras y batería. Una fórmula simple que apela principalmente a la emotividad y la nostalgia: la canción “Cool About It”, dulce y algo melancólica, es un buen ejemplo de su sonido.
